Una lucha que llega con demora
Tal como se podía prever, las medidas de Mauricio Macri en Argentina han empezado a despertar incomodidad y descontento en el grueso de la población, ya que el poder adquisitivo de las clases populares se ha visto fuertemente disminuido en este año y medio de gobierno de la alianza Cambiemos. En este contexto, un paro general sería anunciado por la Confederación General de Trabajadores (CGT) el próximo jueves y tendría lugar entre el 4 y el 6 de abril.
En esa misma dirección, Héctor Daer, uno de los conductores de la CGT, dijo que el próximo jueves 16 se confirmaría la fecha del tan esperado paro general, luego que durante el multitudinario acto realizado el pasado martes 7 de marzo, el triunvirato que lidera a la central obrera decidiera no dar mayores detalles. Esa decisión despertó la furia de los presentes, quienes al canto de «Poné la fecha» realizaron enérgicas protestas que derivaron en que la organización tuviera que huir de su propio acto.
«Nosotros fuimos a plantear el incumplimiento del gobierno en temas que se habían acordado. Y esos grupos no pretendían nada. Sólo pretendían presionar para ver si el gobierno se desbarranca», señaló el dirigente tras las repetidas acusaciones de que la CGT haya acordado a espaldas de los trabajadores para frenar la situación política y social que parece tener a Macri en jaque.
Desde el gobierno argentino, agradecen la demora de la CGT y prepara una estrategia que busca dilatar el anuncio. Según informaron fuentes cercanas al gobierno, Macri y su gabinete analizan un proyecto de ley para fomentar la industria nacional, la cual es una de las mayores perjudicadas por las medidas macroeconómicas tomadas durante el gobierno de Cambiemos.
Otra opción que se analiza es un importante incremento del auxilio financiero y exenciones impositivas a sectores productivos en crisis, que cada vez son más. También se prevé un mayor intervencionismo estatal en las negociaciones salariales del sector privado, luego de que el Estado pareciera quitarse del medio en desmedro de los trabajadores. De esa manera, se garantizaría la eventual reapertura de las paritarias en caso de que la inflación (que todavía no pudo ser controlada por el gobierno pese a ser una de sus principales promesa de campaña) supere el porcentaje acordado entre el gremio y la cámara empresaria en Argentina.
El ejemplo de los docentes
Este lunes 13 de marzo arrancó sin clases en las escuelas de la provincia de Buenos Aires, que representa el núcleo poblacional más grande de Argentina. La medida de fuerza de los docentes bonaerenses responde a la falta de convocatoria de la paritaria nacional por parte del ministro de Educación, Esteban Bullrich. En ese sentido, no descartan que se extienda durante la jornada de mañana a la vez que ratificaron el paro docente del miércoles y jueves de esta semana y una marcha federal, con delegaciones gremiales que llegarán desde siete provincias, para el miércoles 22.
Estas protestas se dan luego de que el pasado 6 de marzo se realizara una protesta multitudinaria que sirvió de antesala a la movilización de la CGT el 7 de marzo y a la marcha de mujeres por el 8 de marzo, quienes además de pedir por el fin de la violencia de género y una igualdad real, también se protestó por las medidas políticas y económicas del gobierno de Mauricio Macri.
El gobierno nacional, así como el provincial encabezado por María Eugenia Vidal (una de las caras más fuertes de Cambiemos en todo el país) en vez de buscar resolver el problema, encarnan una lucha mediática con los gremios, buscando deslegitimar su reclamo. El pedido de los docentes es un aumento salarial, al menos, cercano al 30% para compensar la inflación proyectada para este año. Desde el oficialismo se ofrece un porcentaje cercano al 19% y a cobrarse en 4 cuotas.
En este contexto, entonces, el clima social ha dejado atrás el optimismo que Cambiemos quiso imponer desde la campaña presidencial y las excusas empiezan a acabarse. Con las organizaciones sociales y sindicatos en las calles, el gobierno de Macri se ve obligado a poner un alto al ajuste neoliberal que venía aplicando, más si se tiene en cuenta que en el próximo mes de octubre se realizarán las elecciones legislativas y las encuestas no son para nada auspiciosas con los posibles candidatos de Cambiemos, esa alianza de gobierno que llegó prometiendo Pobreza cero y generó la suma de 1,5 millones de nuevos pobres.