La noticia ha impactado a todo el planeta y llama a la opinión pública internacional, así como a los organismos políticos y sociales de todo el planeta a prestar especial atención a lo que ocurren en México en relación a los Derechos Humanos. En apenas siete meses, las autoridades mexicanas han encontrado restos de al menos 250 personas en el mayor cementerio clandestino descubierto en México hasta la fecha.
Así lo ha confirmado esta mañana el fiscal del estado, Jorge Winckler, en una entrevista con el canal principal de Televisa. «Veracruz», ha dicho, «es una gran fosa, quizá una de las más grandes del mundo». Winckler ha informado de que hasta el momento solo han explorado el «30%» de la zona, un área boscosa a las afueras del Puerto de Veracruz. El número de personas enterradas allí, ha dicho, podría ascender considerablemente, según informa el diario español El país.
El primer paso para el macabro descubrimiento sucedió en mayo, durante una marcha de protesta en el Puerto de Veracruz organizada por Solecito, un conjunto de madres que buscan desesperadamente a sus hijos desaparecidos y que habían estado tiempo alertando que en la zona había algo. Una persona a la que todavía no se ha podido identificar había repartido copias fotocopiadas de un mapa de la ciudad hecho a mano. En el papel aparecía una carretera que salía del Puerto y, junto a la vía, muchas cruces.
Así entonces, gracias a esa información hasta el momento anónima, se ha logrado dar con el rastro de sangre y huesos resultado de años de disputas entre Los Zetas y el Cartel Jalisco Nueva Generación, desnudando una vez más la complicada situación social que se vive en México. Según señala The New Yok Times, el informante sería parte de un grupo de narcos.
La situación en México se agrava aún más al conocer el dato que, hasta el momento, las autoridades únicamente han podido identificar los restos de solo dos personas de las más de 250 personas halladas en el lugar. Las personas identificadas son Pedro Huesca y Gerardo Montiel. Tal como informa el periódico español anteriormente citado, el primero era el enlace entre la fiscalía de Veracruz y la Secretaría de Marina, que tiene una fuerte presencia en el Puerto. Montiel era su ayudante. Ambos desaparecieron en abril de 2013, a manos, presuntamente, de policías estatales. En diciembre encontraron sus restos en el cementerio.
El resto de las identificaciones parece que llevará un largo tiempo, ya que se han informado cerca de 2400 desapariciones en Veracruz, pero solo se poseen los datos genéticos de 276 casos que han hecho las denuncias. Ese material genético es, sin dudas, indispensable para identificar los restos óseos hallados.
Además de este trágico descubrimiento, sabido es que la violencia arrecia en Veracruz, así como en otros estados mexicanos. A la fosa del Puerto hallada, hay que sumarle otras recién encontradas en el sur del estado, al mismo tiempo que los grupos criminales agudizan su disputa en el norte y el centro de la región. En este último tiempo, un grupo de sicarios dejó 11 cuerpos abandonados en una camioneta en la localidad de Boca del Rio, cuyo alcalde es el hijo del gobernador. Un día antes, marinos y criminales se enfrentaban en las calles del puerto, apenas unas semanas después del secuestro de tres integrantes de la Armada en la ciudad.