Y vamos con otra campaña. Ya no se trata de la Teletón, juntar fonolas, ni construir mediaguas. Lo que se necesita ahora es una cama para los niños pobres de Chile. Bachelet invita y ya comenzaron los discursos: Nuestro aporte es para hacer un país más solidario, los chilenos deben seguir ayudando a juntar el dinero que el Estado no tiene y el empresariado no paga. Como dijo la presidenta «nadie se puede negar a entregar apoyo a una iniciativa de tan evidente nobleza».
No faltó quien llegara con el catre de la abuela roto, por tanta cacha. Pa` la casa le dijeron, acá sólo se reciben aportes en dinero. La idea es beneficiar a 35 mil niños y niñas «de escasos recursos» de todo el país, cuyas familias pertenezcan al Programa Puente.
La primera semana ya se recaudaron 120 millones de pesos para comprar las camas que cuestan 70 lucas. El colchón es de los baratos: cuesta 22 ; la almohada 2 ; la frazada 7 lucas y media; las sábanas $4.500 y ¿cómo no tener cubrecama? Este cuesta 6. Faltó, eso sí, el osito de peluche.
Carolina hace dos años recibió la visita de la asistente social; ésta contó las camas, vio la tele, si poseía refrigerador y verificó que el techo cumpliera con los requisitos, o sea que se lloviera. La felicitó por sacar buena puntuación y hoy pertenece al Programa Puente. Por esto, el viernes 9 de septiembre recibió el camarote para sus dos niños. «En mi pieza de 3 x 2 mts dormimos cuatro, en dos camas porque pa’ qué tener de una plaza -nos cuenta-, no me cabe, así que la cama que me dieron la tendré que meter en el entretecho. Por un año me estuvieron dando plata y les decía que yo no quiero ni cama, ni frazada, lo que necesito es vivir en mi casa porque somos 4 y estamos de allegados en la casa de mi suegra».
Ante tanta miseria, el gran empresariado no podía quedarse atrás. Por lo que, luego de que Michelle Bachelet se reuniera con Hernán Somerville (presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio CPC), su buen corazón los hace sumarse a esta camatón solidaria. El aporte a la campaña solidaria consiste en un porcentaje de las compras con tarjetas de crédito. Porque 35 mil niños y niñas esperan tener una cama propia, no deje de endeudarse, sería lo más egoísta de su parte.
Otra forma para que nuestro empresariado haga sus aportes, fue destacado por Adriana del Piano, asesora de la presidenta; quien recordó que éstos pueden hacer uso de los beneficios tributarios a las donaciones con fines sociales, a través de la cuenta de Integra. Total, por no pagar impuestos.
Y para la entrega qué mejor que una comuna pobre. Veamos, La Pintana podría ser, pero está muy lejos. ¿En Peñalolén ? …los de la toma protestarían. ¿La Granja? Sí, total el alcalde es de los nuestros. Así que estamos todos para la foto, el gerente general del Banco del Desarrollo, Daniel Albarrán; el alcalde, Claudio Arriagada; un viejo guatón del FOSIS; una ministra que nadie conoce, los comparsas de siempre y… ¡falta la señora de turno! Allí está, venga para acá, Jessica Jara es la indicada para la foto con cuatro críos a cuestas; dice : “Estoy feliz ahora que mis niños tendrán su propia cama… sólo espero que lo que me pasó a mí hoy, le pase a otras familias también.» No se olviden de sonreír.
Más tarde, mientras en Teletrece intentaban conseguir el testimonio de un niño de escasos recursos sobre la ontológica de tener su propia cama; Irma Navarrete, quien acomoda sus cosas en la casa chubi de 25 mt2 de Peñalolén, comenta: «Siempre hacen campañas para la gente pobre, pero los pobres siguen igual. Además, si me regalaran una cama no tendría donde meterla. No podemos comprar nada tampoco, porque no nos cabe ¿dónde chucha la meto?»
No se preocupe, no tendrá tal problema porque la campaña de la cama ya terminó. Pero no nos apesadumbremos, para quien se quedó con su solidaridad en el bolsillo ya vendrán nuevas campañas. La próxima campaña va a ser de la bacinica del nene o de la pieza 24 de la placa para la abuela. También podría ser para agrandar las casas chubi, conseguir gasa a los consultorios o bencina a la moto del paco. En fin, ideas no faltan y miseria tenemos para rato. Que pase el próximo don Francisco.
Mauricio Becerra