El nacimiento de un mito erótico

El guión de “Instinto Básico” fue, por aquel entonces, el más caro de la historia cine

El nacimiento de un  mito erótico

Autor: Priscilla Villavicencio

1489822059_382732_1489823430_noticia_normal

El guión de “Instinto Básico” fue, por aquel entonces, el más caro de la historia cine. Tres millones de dólares cobró el guionista Joe Ezsterhas por su libreto.

Para ilustrar esta historia Verhoeven creaba una atmósfera de suspense, deudora de Hitchcock, en la que el deseo y el sexo se convertían en un juego muy peligroso. De paso Verhoeven ponía de moda el thriller erótico, un género que arrasaría en la década de los 90. Desde los tiempos de “El último tango en París” ninguna película comercial había mostrado secuencias de sexo tan explícitas. “Instinto básico” iba más allá y el público se daba cuenta.

Sharon Stone tenía 33 años por entonces. Había aparecido en una veintena de películas con las que no había dejado demasiada huella en el cine. Venía de trabajar precisamente con Verhoeven en “Desafío total” donde le daba una paliza al mismísimo Arnold Schwarzenegger.

Pero el papel de «Instinto básico» no se lo ofrecieron inicialmente a ella. Julia Roberts, Geena Davis, Melanie Griffith o Michelle Pfeiffer lo habían rechazado asustadas por su carga erótica. Sharon Stone vio claro entonces que aquel podía ser su último tren hacia el estrellato y decidió tomar la iniciativa. Verhoeven llegó finalmente a la conclusión de que para llegar a donde quería llegar era mejor trabajar con una actriz no demasiado conocida y aceptó ofrecerle el papel.

Y no se equivocó, la actriz creó un personaje fascinante que iba mucho más allá de su sensualidad. Inteligente, dominadora, maquiavélica… Sharon Stone creaba un nuevo tipo de asesina lejos del arquetipo de la perturbada mental que hasta entonces había sido lo habitual en el cine de Hollywood.

La escena más famosa del film es la del interrogatorio policial. Sharon Stone, sentada frente a varios policías, enciende un cigarrillo. En un momento dado descruza las piernas y las vuelve a cruzar dejando en medio un instante que permite ver que no lleva ropa interior. En la escena, los ojos de los policías lo dicen todo; los oohs y los suspiros se escuchan en la sala de cine. Acababa de nacer un nuevo mito sexual.

Luego vendría la polémica. Se dijo que Verhoeven engañó a Sharon Stone para que mostrara sus partes íntimas. Verhoeven explicó que el plano se le ocurrió a él y que lo pactó con la actriz durante el rodaje y que no fue ella quien puso pegas, sino que fue su agente cuando vio la escena más tarde. Una polémica que coronaba la muy complicada relación que mantuvieron durante todo el rodaje director y actriz.

Por su parte Michael Douglas apuntalaba aún más la imagen de ícono sexual masculino de la época que fue forjando en películas como ésta y otras como “Atracción fatal” o “Acoso”. Ni él ni Sharon Stone usaron dobles para las escenas de sexo. Eso sí, el actor impuso una clausula en su contrato que prohibía que su pene fuera mostrado en la película. Además, usaba un pequeño protector genital de silicona transparente, algo que en aquellos años se había puesto de moda en los rodajes por la epidemia del SIDA.

Durante el rodaje el guion se filtró y se produjeron manifestaciones y actos de protesta contra la película. Pero no eran obra de asociaciones moralistas. Los que estaban de uñas eran los miembros de la comunidad gay de San Francisco que se quejaban de la mala imagen que se daba de las lesbianas en la película, como mujeres carentes de sentimientos y potenciales asesinas.

Pero todas las protestas se olvidaron el día en que se estrenó la película. “Instinto básico” fue un gran éxito en todo el planeta, una de las películas más taquilleras de la época. Fue nominada a dos Oscar en las categorías de mejor montaje y mejor banda sonora, compuesta por Jerry Goldsmith. Y Sharon Stone salió disparada hacia el estrellato, convertida en el mito erótico por excelencia de la década de los 90.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano