La derrota de este fin de semana ante el Atlético de Madrid (3-1) deja al Sevilla peligrosamente tocado en una semana en la que, además, ya vio cómo decía adiós al sueño de la Champions cayendo eliminado ante un Leicester al que venció en el partido de ida.
Con la ilusión también perdida de poder luchar con Real Madrid y Barcelona por el título en la Liga, lo peor es que ve amenazada la tercera plaza por un peligroso enemigo. El Atlético de Simeone, al que hace sólo tres jornadas superaba en nueve puntos en la clasificación general, ha recortado siete y ha dejado esa diferencia en sólo dos, una renta que se puede antojar insuficiente para un Sevilla que aún tiene que visitar el Camp Nou y el Bernabéu.
El Sevilla se desinfló y Jorge Sampaoli, hace poco endiosado e idolatrado, se coloca hoy en el centro de las críticas del bajón de resultados de un equipo que en la Liga acumula tres partidos sin ganar (dos empates ante dos recién ascendidos, Alavés y Leganés, y la derrota en el Calderón) y que lleva más tiempo dando señales de un bajón en todos los ámbitos.
Unos le achacan al aspecto físico, otros a la escasez de automatismos futbolísticos de un equipo que no encuentra alternativas una vez que los rivales han sabido ahogar a su piedra angular, N’Zonzi, otros al aspecto mental por haber tenido que sufrir la presión de las expectativas que generó una plantilla que, quizá, no está preparada para luchar en igualdad de condiciones con los grandes.
El caso es que lejos está los elogios que el argentino recibía después de un cabezazo en propia meta de Sergio Ramos que sirvió para que el Sevilla remontara en 5 minutos ante el Real Madrid un partido que tenía perdido. Tras eso llegaron las milongas, una entrevista con Valdano que en Sevilla se piensa que hizo más daño que beneficio, contestar a preguntas sobre Messi, las cuentas de la lechera y los rumores de ser el candidato perfecto para sustituir a Luis Enrique en el Barcelona. Lejos de eso, Sampaoli, que ya en verano amagó con dejar al Sevilla en la estacada y aceptar una oferta de Argentina, está ahora más señalado que nunca.
Cambios sin control de esquema de juego -de defensa de tres a defensa de cuatro y viceversa en un mismo partido-, extraños inventos como Escudero de medio centro en el Calderón o la pésima gestión de la estrategia defensiva en una falta indirecta en la que Godín remató solo mientras los hombres altos estaban en una barrera que no tenía razón de ser al tratarse de una falta indirecta. Situaciones que los medios españoles le están sacando en casa y que ponen todas las miradas en el entrenador argentino, hace poco un dios y del que ahora ya se duda en el medio español.