La irregular aprobación ambiental de Hidroaysén generó en Chile una masiva rebeldía y una demanda ciudadana políticamente transversal de participar e incidir en la conducción del desarrollo energético. ¿Por qué?
Porque Hidroaysén colmó la paciencia de los chilenos frente a decisiones gubernamentales funcionales al lucro y beneficio privado que se han reiterado en los últimos gobiernos y continuado en el presente. En este caso, privilegiando el duopolio Endesa y Colbún (grupo Matte)- a costa del bien común- en este caso la Patagonia y un desarrollo energético justo, seguro y sustentable para Chile y los chilenos. Por ello, el rechazo a Hidroaysén constituye un profundo cuestionamiento a la ética política, y un grito por democracia.
Nunca antes en Chile hubo una discusión nacional amplia sobre el desarrollo energético, siempre manejado entre cuatro paredes y sistemáticamente presentado a la ciudadanía como un ámbito complejo y técnico, sólo de especialistas. Pero la falta de transparencia respecto de la composición de la matriz energética, los costos reales de las distintas opciones de generación; las distorsiones en la política de neutralidad tecnológica y del mercado eléctrico; el monopolio y la exclusión al interior de este sector económico y los perjuicios al bien común, hoy salen a la luz pública y se convierten en el centro del debate sobre democracia y gobernabilidad.
En este contexto, recoger el cuestionamiento ciudadano a la “no política” energética y a la cooptada conducción del desarrollo energético nacional; reunir el conocimiento técnico disponible en la sociedad y la academia para ponderar la distorsión que perpetúan las consultoras empresariales; elaborar y discutir propuestas de política pública que apunten a mejorar la actual matriz energética, es una tarea insoslayable para la ciudadanía organizada en pos del interés publico y para los parlamentarios.
Esta necesidad es la que genera la conformación de la Comisión Ciudadana-Técnica-Parlamentaria para discutir con visión de futuro y de bien común, los desafíos energéticos del país y generar, de forma independiente y participativa, una propuesta de política y matriz energética para Chile en la que se abra la puerta en forma significativa a las energías renovables y limpias, la eficiencia energética; se reduzcan las distorsiones del actual mercado eléctrico, y se ponga a las personas , las comunidades y las regiones por sobre la codicia de unos pocos.
¿Por qué una comisión ciudadana?
Porque lo que vemos de parte del Gobierno no es satisfactorio. No solo el Presidente Piñera ha incumplido sus compromisos de campaña en su programa de gobierno y sus anuncios del 21 de mayo de 2010, tales como incorporar 20% de nuevas energías renovables al año 2020. Sino también ha iniciado el “desmontaje institucional” del Ministerio de Energía: redujo a una decena de técnicos la Agencia de Eficiencia Energética y le quitó dos tercios de su presupuesto; descabezó y está asfixiando el Centro de Energías Renovables; tiene congelados todos los fondos de promoción. Y como broche de oro, volvió a refundir los ministerios de Energía y Minería, subyugando el primero al segundo; lo cual muestra al país que el desarrollo energético no es un tema-país, sino la provisión de un insumo focalizado a las demandas del sector minero. Así, se conciben juntos y se resuelven juntos.
La reciente firma, en solo un año de gobierno, de tres acuerdos nucleares (Argentina, Francia y Estados Unidos), la aprobación de mega proyectos destructivos y contaminantes como Castilla, Pacífico, Patache e Hidroaysén son claras evidencias al respecto. Por ello, la creación de una Comisión Asesora para el Desarrollo Eléctrico y del ministro Golborne, orientada a abordar la situación actual, las necesidades energéticas de largo plazo, los recursos y tecnologías disponibles, sus costos, los niveles de competencia y la reacción de la sociedad frente a las distintas opciones, no representa ninguna garantía de pluralismo, ni de interés publico para orientar un desarrollo energético que responda a la necesidad y beneficio de todos los chilenos.
Así las cosas, la Comisión ciudadana-técnica-parlamentaria tiene como objetivo interpelar el continuismo de la lógica de la «no política energética” vigente, dominada por los grandes conglomerados energéticos que controlan el sector en Chile, y que esclaviza bajo sus intereses las decisiones políticas y técnicas sobre el futuro energético del país. En septiembre la comisión asesora del ministro Golborne deberá entregar una propuesta al presidente Piñera y al país. En la misma fecha, la Comisión Ciudadana técnica–parlamentaria hará lo mismo. Entonces, los chilenos podrán comparar, evaluar y decidir democráticamente cuál es la propuesta energética que los representa, y que responde al beneficio del desarrollo del país, sus regiones y sus comunas hoy y en el futuro.
Por Sara Larraín
Chile Sustentable