Muy aparte del sector genital, que incluye pene, testículos y partes aledañas, existe el punto más erógeno del hombre.
Se llama Punto P y está ubicado detrás de los testículos y la forma accesible y única para llegar a ello es a través del ano. El punto prostático es el mayor responsable del placer sexual masculino. Tal y como su nombre lo dice “P”, está ubicado en la próstata, la que se encarga de la protección del esperma en el acto sexual.
“Los hombres heterosexuales que juegan con el placer anal, forman parte de un grupo de hombres modernos, renovados e informados. No me ha pasado que hombres que tengan un comportamiento sexual conservador declaren abiertamente que le guste el juego erótico con estimulación de la próstata o empleo de juguetes sexuales en el ano”.
-Natalie Guerrero, psicoterapeuta-
El gran tema es… la masculinidad. Muchos hombres piensan que si su esposa o novia le propone “invertir” roles y darle placer a él a través del punto P, se sentiría “menos macho”.
Sin embargo, si estás en una relación donde la confianza es única e increíble por qué no. El psicólogo José Rioseco dijo lo siguiente: “El hacer nuevas cosas implica la posibilidad de experimentar formas de placer que eran desconocidas y que pueden resultar muy atractivas y revitalizantes para la pareja”.
Así que si tú quieres proponerle a tu compañero intentar la penetración masculina heterosexual, se aconseja hacerlo de forma muy sutil porque nadie quiere ser forzado. Pero, tampoco hay que dejar pasar la idea. Vivir en una sexualidad rutinaria y sin tantos cambios conlleva al aburrimiento y hasta al estrés.
“Cuando existen prejuicios que no nos dejan innovar, la idea es ponerlos sobre la mesa (o sobre la cama) para que ambos entiendan el sentido de llevar a cabo nuevas prácticas y así las conecten con algo significativo y excitante, dándose una mayor libertad de acción. También es necesario que no exista violencia, discriminación ni coacción, que cada persona pueda decidir libremente qué tipo de práctica realizar de acuerdo de su marco ético de referencia. El parámetro de lo saludable en relación a experimentar ‘cosas nuevas’ está dado por lo que cada uno siente que podría hacer sin resultar dañado”.
-José Luis Rioseco, psicólogo-
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