¿Quién pone la música del Frente Amplio?: Los medios y sus ganas de moldear a la naciente coalición

Ante la emergencia de un nuevo actor en el escenario político, diversas iniciativas se despliegan para moldearle. Discursos con sugerencias y recomendaciones atiborran los oídos frenteamplistas. Los medios de comunicación son parte del fenómeno.

¿Quién pone la música del Frente Amplio?: Los medios y sus ganas de moldear a la naciente coalición

Autor: Javier Paredes

La irrupción del Frente Amplio (FA) en el escenario mediático y electoral no ha pasado desapercibida. Genera toda clase de reacciones en diversos actores. A mayor espacio que ocupa, más lecciones se le destinan. Mientras Andrés Allamand tempranamente sugirió candidatos presidenciales y desató la especulación al respecto; Alejandro Guillier promovió en primera instancia un diálogo y, luego, apuntó que “no saben ponerse de acuerdo”. Lagos, sacó el pizarrón para señalarles: “el adversario es la derecha”. Otros, como el PRO han sugerido -a propósito, en todo caso, de su exclusión por supuestos vínculos de financiamiento con SQM- que no debe haber vetos en el debate democrático.

Sin embargo, de modo a veces más evidente que otros, ha habido también una influencia también desde algunos medios de comunicación que se ejerce como una presión concreta que intenta moldear un espacio que aún no toma forma definitiva.

Los medios de comunicación y la izquierda

Los medios de comunicación son un acertijo todavía indescifrado para la izquierda. En la primera mitad del siglo XX había una idea concreta respecto de ellos, en particular sobre la prensa. Desde allí se pueden rescatar las reflexiones de Lenin vertidas en el renombrado texto ¿Qué Hacer?, sobre agitación y propaganda (ambas dimensiones de organización y movilización obrera); la fundación de imprentas y periódicos de parte de Luis Emilio Recabarren en Chile y las columnas que en tales medios publicó para referirse a su idea de periodismo bajo un concepto de elevación moral de la clase obrera e incorporación a la Era Moderna. Y, por nombrar a uno más, Gramsci y los periódicos italianos y la idea de entregar “consignas” como ejercicio de conducción de procesos sociales bajo el concepto de que «un periódico puede funcionar de modo muy similar a un partido político».

Sin embargo esta vinculación se quiebra, sobre todo en la órbita del marxismo francés, en la década del ’60 y ’70. Así lo apunta Perry Anderson, anglosajón historiador del Marxismo, en su texto “Tras las huellas del materialismo histórico”. Señala que es alrededor de estos años en los que comienza a desarrollarse una teoría sobre la supuesta autonomización del lenguaje como creador de realidad y fundamento de una apuesta por la “resignificación” de ella. De este modo, se desdibuja el principio organizativo concreto de aquella idea legada a la constitución de las clases subalternas desde el período clásico de la izquierda. El lenguaje y los medios de comunicación refieren solo a sí mismos y desde allí construyen la realidad.

Hasta el día de hoy, no está claro cómo ejercen su influencia los medios de comunicación, ni qué es lo que les habilita como tales. Pueden considerarse elementos de mayor vistosidad, tales como los titulares, los personajes que protagonizan las notas, las distinciones que se establecen si ello deriva en conflicto; luego, la dimensión connotativa, la música, los colores, los adjetivos, etc.

O también puede considerarse la línea editorial, expresión de una línea más o menos política con objetivos concretos por realizar. Puede considerarse si participa o no de una alianza social y política determinada.

Éste ha sido el caso de El Mercurio, que mantuvo un activo rol en producir la crisis del Estado Desarrollista y el Golpe Militar. Pero también en la redefinición de la política de retorno a los gobiernos civiles, ocasión en la que no solo aseguró un rol tutelar del mismo, sino que también el financiamiento para aquello, y que no hubiese medios que representaran a otros grupos organizados de la sociedad.

Mientras el Frente Amplio irrumpe, también se expresan las distintas líneas a través de las cuales los actuales medios de comunicación, con mayor o menor conciencia y agenda, inciden en la forma que toma la incipiente coalición. A continuación, compartimos algunas pistas, sin un ánimo de exhaustividad, pero sí para dar cuenta de ciertas apuestas que cobran visibilidad.

El Mercurio

Dos líneas ha desplegado el Decano de la prensa chilena. Así se desprende de dos referenciales notas publicadas en 2017. La primera trata sobre la política de enemistar al Frente Amplio con el Partido Comunista, exaltando la competencia electoral en que incurrirá en algunas comunas, con especial énfasis en el distrito en el que se cuenta La Florida y San Bernardo, en donde competirán Camila Vallejo (PC), Miguel Crispi (Revolución Democrática), Karina Oliva (Poder Ciudadano) y Andrea Salazar (Movimiento Autonomista). A propósito, la dirigenta comunista declaró que “el Frente Amplio todavía no da muchas garantías de seguir incidiendo”.

Otra, menos contingente y de mayor densidad histórica, se puede percibir en una reciente editorial dominical, que bajo el título “La semana política” apunta como un peligro una izquierda que no adscribe al ideario de la renovación socialista -renuncia del PS a las banderas históricas de su partido en favor del advenimiento con el mercado y el neoliberalismo- y celebra a los dirigentes concertacionistas que “vuelven a reivindicar aquella renovación ideológica que los situó en las fronteras de la socialdemocracia, y piden reflexionar sobre el tipo de izquierda que Chile necesita”.

El Mercurio ha promovido la analogía con el fenómeno de Podemos en España, caracterizada por su irrupción electoral, renuncia a una alianza con el histórico PSOE, relación crítica con la Izquierda Unida, pero también con un visible debate interno entre las tendencias de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

El Mostrador

Con las mismas iniciales, el primer diario electrónico chileno, El Mostrador ha abierto la ventana para dejar entrever de modo más claro su línea editorial. Destaca la entrevista realizada al precandidato del Frente Amplio, Alberto Mayol el 3 de marzo, en la que le destaca por “alzarse como intelectual icónico entre quienes impugnan el modelo neoliberal” y se refiere al Frente Amplio como “el referente de izquierda de Boric y Jackson”. En tal entrevista, los interrogadores caracterizan a la izquierda como “un cumpleaños de mono: heredera de la izquierda triste, que sale a llorar a los muertos para el 11, que toma vino navegado en la peña, que no está identificada con la racionalidad de gobernar” y pregunta “¿Cómo haces virtuosa la relación Estado-mercado…” pasando de contrabando la interpretación: “que parece ser el equilibrio en cualquier democracia consolidada?”

Se suma el reportaje realizado en torno al intelectual de Izquierda Autónoma, Carlos Ruiz, al cual, a partir de fuentes no identificadas, se le apunta como un obstáculo para la amplitud del Frente Amplio y como un líder en vías de ser derrotado. Y como epílogo de este capítulo, aparece que a una carta de respuesta enviada a EM de parte de un conjunto de referentes de la izquierda chilena, el medio reemplazó la titulación por «La izquierda irritada«, reduciendo a los firmantes a «personeros del Frente Amplio», desconociendo con eso la rúbrica de connotadas y connotados intelectuales. La carta se publicó en El Ciudadano y, horas más tarde, finalmente también lo hizo El Mostrador.

La Tercera

La Tercera no puede analizarse de modo totalmente aislado, pues forma parte del grupo Copesa, también propietaria de otra serie de medios como revista Qué Pasa, Pulso y La Cuarta. Sin embargo, es su medio más referencial, de mayor difusión y más incidente en la agenda pública.

Allí el medio ha vertido la idea de que habría dos sectores en el Frente Amplio, cuya racionalidad sería el simple “loteo”. De hecho, un elemento en el que se manifiesta que primero optan por una hipótesis y, luego, se calza en la realidad, es lo que se puede observar en el reportaje “Las dos almas del Frente Amplio”, del 25 de marzo, en la que se señala que uno de los “lotes” es el que tendría las precandidaturas presidenciales más visibles, pero agrega que a partir de ello es que se habrían producido las «principales tensiones» dentro del FA.

El Desconcierto

También se puede rastrear el medio El Desconcierto, que mantiene una participación más activa dentro del Frente Amplio. Por un lado, el medio acomodó el veto que se interpuso desde un sector del Frente Amplio a Alejandro Navarro como posible precandidato presidencial -que en otros medios sí fue cubierto como tal- al señalar que “recientemente sufrieron la baja del partido Pais por diferencias con el senador Alejandro Navarro”, omitiendo de ese modo quiénes habrían realizado el veto.

También llamó la atención en su momento la cobertura dedicada al ex dirigente de Patria y Libertad, Eduardo Díaz Herrera, quien no tenía nada que ver con el FA. Luego de la entrevista realizada por el medio, se volvió objeto obligatorio de desmentido, motivando una portada al día siguiente con tal contenido.


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