El Tribunal Supremo Electoral (TSE) inició esta semana el juicio contra la fórmula presidencial Dilma Rousseff y Michel Temer para las elecciones de 2014. En ese momento, los competidores que perdieron esas elecciones, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) los acusó de abuso de poder por haber financiado parte de la campaña de forma ilegal, con recursos de la trama corrupta de la estatal Petrobras, entre otras cosas.
Esta era la principal preocupación de las defensas de Temer y de Rousseff hasta que estalló el caso Odebrecht y los directivos de esta compañía fueron informando a la Justicia que aportaron dinero irregular a la campaña, acusaciones que el TSE decidió incluir en el proceso a pesar de que fueron posteriores.
Ahora los abogados de Temer y Rousseff —que a pesar de que ahora son rivales políticos tras la destitución de esta última, actúan de forma coordinada— intentan que el tribunal anule esas declaraciones porque la acusación inicial solo trataba del desvío de dinero de Petrobras y pretenden evitar el caso Odebrecht, que está haciendo temblar a varios gobiernos en la región.
Debido a diversas maniobras legales y a cambios en la composición interna del Tribunal, el juicio podría alargarse hasta el segundo semestre de este año. Si finalmente el TSE considera culpables a Temer y a Rousseff, el actual presidente dejará el cargo y el Congreso Nacional elegirá a su sustituto, mientras que la líder izquierdista perderá sus derechos políticos y no podrá presentarse a elecciones para ocupar un cargo público, tal como informa Sputnik news.
Por su parte, desde el entorno de Temer se busca que el juicio se resuelva pronto ya que confían en que podrán salir airosos. «La primera parte del juicio, el martes, reveló un escenario favorable para construir una mayoría en el plenario y liquidar el caso, en vez de buscar artificios jurídicos que alarguen el proceso indefinidamente», explicaron al periódico Folha de San Pablo.
Así entonces, un gobierno que ya carga con el peso de haber asumido de manera irregular tras la destitución parlamentario de Rousseff, también se enfrenta a los tribunales salpicados por dos de las empresas más importantes de Brasil: Petrobras y Odebrecht. ¿Podrá Temer, en complicidad con lo grandes poderes económicos, salir ileso?
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