Todos sentimos en alguna ocasión esta sensación. Primero comienza con una molestia soportable, y poco a poco va transformándose en una sensación apremiante imposible de ignorar. Al final, acaba siendo un pensamiento constante y acabamos desesperados buscando un baño hasta poder descargar todo el estrés que llevamos encima al estar aguantando durante un rato. ¿Acaso no es increíble la sensación de bienestar que entra cuando se va al baño después de haber estado un buen rato aguantando las ganas?
Realmente sí. Y aunque en la razón de por qué es placentera y en las sensaciones que se producen en nuestro cuerpo para reaccionar así también podríamos meternos, realmente lo primero que deberíamos saber es si estamos perjudicando nuestro cuerpo o si por lo contrario, es bueno que nuestra capacidad de aguante aumente hasta límites insospechados.
Una conocida fisioterapeuta especializada en la zona pélvica y experta en salud femenina, Heba Shaheed, más conocida como The Pelvic Expert, se ha pronunciado sobre el tema y ha explicado qué le ocurre al cuerpo cuando nos aguantamos las ganas de ir al baño en un vídeo para Ted-Ed (con subtítulos en español).
Esto es lo que la experta explica sobre el proceso de llenado de la vejiga:
- Los humanos debemos orinar, por lo menos, entre 4 y 6 veces al día.
- La micción depende del funcionamiento de la vejiga, los riñones (o riñón), los uréteres, los esfínteres uretrales y la uretra.
- Constantemente los riñones canalizan la orina a través de los uréteres, que la transportan hasta la vejiga. Ésta está compuesta por músculos que se relajan, haciendo que a medida que se llena, se vaya inflando como un globo.
- Llegados a un punto en el que la vejiga está llena, los músculos (detrusores) se contraen, el esfínter uretral interno se abre y de manera involuntaria, la orina se libera hasta pararse en el esfínter uretral externo.
- Al no querer o no poder orinar, mantienes el esfínter cerrado; al ir al baño, lo abres voluntariamente.
¿Por qué sabemos que necesitamos ir al baño?
En el músculo detrusor de la vejiga hay millones de receptores de estiramiento que se disparan cuando ésta se llena. Inmediatamente, los receptores envían señales por los nervios de la región sacra de la médula espinal, que de forma refleja manda una señal de respuesta que contrae ligeramente al músculo detrusor que aumenta la presión de la vejiga. De esta manera, te enteras de que está llena y necesita vaciarse.
Al mismo tiempo, se abre el esfínter uretral interno, haciendo que tengas el reflejo de micción, o el “que me meo.” Realmente, si no es buen momento para orinar, tu cerebro puede contrarrestarlo, haciendo que el esfínter externo se contraiga.
Es a partir de los 400 – 500 ml de orina acumulados en la vejiga cuando las ganas de orinar aumentan y tener que aguantar se empieza a hacer insoportable.
La vejiga se puede estirar hasta cierto punto, y por encima de un litro de orina acumulada, puede llegar a romperse. La mayoría de personas suele perder el control sobre su vejiga antes de que eso pase, pero en casos muy raros (cuando una persona no puede sentir la necesidad de orinar), la bolsa se rompe y causa un dolor muy potente, además de que requiere una cirugía para repararla.
En casos normales, el suelo pélvico mantiene la zona sellada (y si no, existen ejercicios para fortalecerlo) y hace que no se nos escape ni una gota al hacer ejercicio, toser, estornudar, saltar, etc., de forma que solo se abre de forma voluntaria.
¿Qué debemos evitar para evitar que nos duela la vejiga, se nos debilite el suelo pélvico o acabar con incontinencia urinaria?
- Evitar aguantar demasiado tiempo sin orinar.
- Forzar la salida de la orina demasiado deprisa.
- Orinar sin soportes físicos adecuados.
¿Entonces es bueno o malo aguantarse?
No pasa nada por aguantar a corto plazo un rato, lo malo es hacerlo durante mucho tiempo ya que estás sobreesforzando tu sistema urinario. Esto a largo plazo produce muchos problemas de salud, además de que te causará dolores terribles a corto plazo.
Vía: lavozdelmuro