75.000 “indignados”, según datos del Ayuntamiento de Barcelona, y 260.000, según los organizadores, han protagonizado este domingo una marcha por el centro de Barcelona bajo el lema “La calle es nuestra, no pagaremos la crisis” para reivindicar un nuevo sistema político, económico y social.
La protesta, comenzó en plaza Catalunya, y siguió por Via Layetana para culminar en Pla de Palau y no frente al Parc de la Ciutadella, que se encontraba acordonado por un fuerte dispositivo policial para evitar que los manifestantes se acercaran al Parlamento.
De forma lúdica y festiva con timbales y cánticos, los concentrados han portado pancartas y han coreado lemas contra la clase política y el capitalismo como ‘No nos representan’, ‘La crisis que la paguen los capitalistas’, ‘El dinero del banquero, para el obrero’ y ‘Hoy la democracia está en la calle’, entre otras.
Uno de los cánticos más repetidos ha sido el que pedía la dimisión del Consejero de Interior, Felip Puig, y la del presidente del Gobierno catalán, Artur Mas.
La marcha, secundada por numerosos jóvenes, pero también personas de todas las edades, incluso ancianos y bebés, fue realizada de forma pacífica y reivindicativa.
La activa movilización social se ha canalizado a través de las asambleas de los barrios, después de que la organización del movimiento decidieram dejar de acampar y dividir el trabajo en la ciudad.