En medio del innegable éxito que ha tenido la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), que representa el clamor de miles de universitarios en el país, surgen algunas críticas de diversos sectores que abogan por un organismo más representativo y democrático que logre canalizar las voces de todos y todas, lejos de la discriminación y la burocracia.
Los cuestionamientos van creciendo en las asambleas que hoy se organizan en las aulas de colegios y universidades en Chile, aún cuando se concuerda en gran parte de la crítica planteada por la Confech. Las extensas horas de debate que apuntan a encontrar la mejor alternativa en la lucha por la educación pública, también han comenzado a repartirse en críticas sobre el propio movimiento, sus dirigencias y la necesidad imperante de “escuchar a las bases”, una de las frases más reiteradas en las sesiones.
El planteamiento apunta a que es tiempo de revisar si se está respondiendo a una necesidad instalada desde las bases del movimiento estudiantil o se está imponiendo una lógica cupular que reproduce los esquemas de la política tradicional.
Los reparos ya son conocidos y empiezan a ser acogidos por los dirigentes que hoy forman parte de la mesa ejecutiva del organismo. “El nombre Confech le queda grande a la Confederación que se ocupa de las federaciones de estudiantes de las universidades tradicionales”, reflexiona Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Feuc). “Tenemos que pasar a una organización distinta”, reflexiona.
Mientras, estudiantes de diversas regiones del país, secundarios, alumnos de instituciones privadas, tecnológicas, técnicas y estudiantes organizados del pueblo mapuche, esgrimen críticas y propuestas para optimizar el trabajo del organismo que hoy encabeza una de las voces oficiales de la movilización que remece a Chile.
“NO SOMOS UNA MINORÍA, SOMOS UNA NACIÓN”
En medio del ajetreo por las manifestaciones, un comunicado de la Federación Mapuche de Estudiantes (Femae) abriría un nuevo foco de discusión. Los estudiantes indígenas aseguraron haber propuesto la inclusión de la federación mapuche dentro de la Confech el pasado 22 de mayo, tras lo cual se acordó dar a conocer sus lineamientos en cada una de las federaciones partícipes del organismo.
Sin embargo, el acuerdo no se concretó. Según los voceros de Femae, en la reunión siguiente –del pasado 4 de junio- se enteraron de que sus propuestas nunca habían sido entregadas a las diversas federaciones y, por ende, jamás fueron analizadas con los estudiantes. Además, dentro de la tabla de puntos que se tocarían en la asamblea, no figuraba la discusión planteada por los representantes estudiantiles del pueblo mapuche.
“Las federaciones ven al estudiantado homogéneamente, pero no se debe olvidar nuestra condición. Nosotros tenemos otra forma de ver las cosas, una realidad absolutamente distinta”, asegura el werkén Pablo Millalén.
Los voceros de Femae acusaron a los representantes de federaciones suscritas a las Juventudes Comunistas (JJCC), encabezadas por Juan Urra –encargado nacional universitario de las JJCC- de haber comparado su condición étnica a la de minorías sexuales y grupos extranjeros. “No se puede realizar dicha comparación porque nosotros no somos una minoría, somos una nación con años de historia”, argumenta Millalén. “Venimos de una comunidad donde muchos de nuestros padres ni siquiera hablan español”.
La Femae trabaja actualmente con estudiantes mapuche provenientes de Valdivia, Concepción, Temuco y Santiago, quienes no sólo pertenecen a universidades públicas, sino también a instituciones privadas, centros de formación técnica e institutos profesionales, además de considerar a los colegios.
Millalén declara que “generalmente se piensa que el Partido Comunista es un aliado del pueblo mapuche, pero no es así. Ellos nos ven como bandera de lucha, pero no somos bandera de lucha de nadie. No somos de derecha ni de izquierda ni de la Concertación”.
En este contexto, sobre la desconfianza que genera la presencia del Partido Comunista en algunas de las federaciones que están presentes en el Confech, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo aclaró hace algún tiempo: “Nosotros respondemos a los lineamientos generales del partido, pero tenemos mucha autonomía al respecto en política universitaria”. Vallejo aseguró que están alineados al PC “en términos más estratégicos, respecto a cómo proyectamos nuestra construcción de la sociedad en todos los ámbitos”.
En tanto, Giorgio Jackson, quien forma parte de la mesa ejecutiva de la Confech, sostiene que “las demandas de la Femae son súper válidas y legítimas. Mi postura y la de mi pleno es que la federación mapuche tiene que tener un espacio ahí”.
Por otra parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago (Feusach), Camilo Ballesteros, manifiesta: “Nosotros votamos ese tema y la postura fue que la Femae no se sumara a la Confech, bajo la idea de que es necesario que se forme un congreso donde se discuta si se debe incluir a las universidades privadas, a los mapuche y a otros conglomerados que hoy se sienten excluidos”.
OTRA VEZ: SANTIAGO NO ES CHILE
Sumada a las críticas del pueblo mapuche, desde regiones, aumenta el número de quienes dicen que hace falta que se vea más representada su realidad por el discurso de los principales dirigentes. “Existe una sobrerrepresentación en la Región Metropolitana”, declara Sebastián Farfán, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso (Feuv).
Farfán reflexiona sobre las críticas surgidas desde regiones al petitorio construido por la Confech, el mismo que fue presentado al ministro de Educación, Joaquín Lavín. “Estuvimos en la reunión donde se analizó, pero nuestras bases aún no discutían y éste ya existía. A nivel de región no existe un apego real hacia el petitorio de la Confech”, asegura.
Por otra parte, Guillermo Petersen, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (FEC), manifiesta que no están informados de lo que hablan los dirigentes del Confech “cuando se comunican con el Ministro, por ejemplo. Hoy se reunieron con él y con el Colegio de Profesores y la inclusión de estos últimos nunca se había discutido”.
Petersen agrega, además, que “el centralismo lo vemos en todos los ámbitos de la política. Hoy en día la voz del movimiento estudiantil está siendo la Universidad de Chile y la Católica, siendo que esas dos universidades no representan la realidad ni del 10% del resto de las universidades del país”.
En opinión de Freddy Sandoval, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Austral en sede Puerto Montt, “la estructura de la Confech abarca las regiones, pero a veces los partidos políticos desvían los problemas”. Sandoval agrega, además, que “el problema de la centralización también afecta estos movimientos”.
Por su parte, Jackson responde que “si es que no hemos puesto con suficiente fuerza la crisis que viven los estudiantes de regiones, que yo creo que hoy día es mucho mayor a la que vivimos acá en Santiago, asumimos la crítica”. Y agrega que “si es porque salimos más en la tele, creo se confunde el tema”.
Sobre la exposición mediática, el vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Francisco Figueroa, sostiene que “la Confech debería ser más audaz frente a los medios, dar más espacio para que los dirigentes regionales sean también voceros y eso pasa por tener voluntad política”.
LA MOLESTIA DE SECUNDARIOS Y PRIVADOS
Los estudiantes secundarios, por su parte, acusan poco interés en ampliar la concepción del problema fuera de las aulas universitarias y nula posibilidad de participación, tal como declara Camilo García, coordinador zonal de la Federación Metropolitana de Estudiantes (Femes): “Dentro de la Confech no hay instancias formales para canalizar la participación por la forma en que se organiza la misma”.
García asegura que “hay muchos universitarios que se han puesto en contacto para incluir nuestras demandas en sus petitorios, se han mostrado muy interesados, pero la Confech no. Nos parece sospechoso”.
Según García, lo que el organismo necesita es “establecer un diálogo permanente con las bases, partiendo con terminar el sistema de presidentes, pasar a considerarlos como voceros y aplicar democracia directa”.
Su opinión es compartida por el vicepresidente de la Fech, quien asegura que “la lejanía entre la Confech y los secundarios se debe a que una visión política muy pequeña dentro del organismo estima que los compañeros secundarios no están muy organizados y, por lo tanto, este no es su año, sino de los universitarios. Las últimas semanas se ha demostrado que esa visión es profundamente errónea”.
Desde otra vereda se encuentra la molestia de sectores estudiantiles pertenecientes a instituciones privadas, centros de formación técnica e institutos profesionales. “Ellos no tienen por qué representar a las universidades privadas, pero otra cosa es que aleguen por la unidad del movimiento”, asegura Fabián Rodríguez, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Santo Tomás y vocero del movimiento “Educación en acción”, que hoy también reúne a alumnos de la Universidad Finis Terrae, Universidad Andrés Bello, Duoc-UC, Instituto Iberoamericana y Universidad Los Leones.
Según Rodríguez, el organismo “excluye el mundo de las universidades privadas. Hay sólo guiños y buenas intenciones”. El vocero agrega que están dispuestos a trabajar en conjunto, mientras se respeten algunas condiciones básicas. Entre ellas, “voz y voto dentro de la Confech, que el petitorio se haga de nuevo y que los partidos políticos desaparezcan del movimiento estudiantil”.
La postura de Educación en Acción es refutada por Patricio Indo, líder de la Coordinadora Metropolitana de Estudiantes de Universidades Privadas (Comesup) y presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Diego Portales, quien asegura que el colectivo de Rodríguez “es una movida desde el Ministerio de Educación para desunir la representación estudiantil”. Su crítica ha sido replicada por muchas voces desde que los voceros de Educación en Acción fueran recibidos por el propio ministro Lavín, el pasado 3 de junio.
Desde otra perspectiva, el vicepresidente de la Fech sostiene que “en la Confech impera una lógica bien corporativa de defensa de las universidades agrupadas en el Consejo de Rectores y no una visión estudiantil y mas política en el sentido de defender a todos los estudiantes de la educación de libre mercado”.
Más allá de los cuestionamientos, Giorgio Jackson, uno de los rostros más mediáticos de la Confech después de Camila Vallejo (su presidenta), sella con un gesto de esperanza el futuro del organismo y los eventuales cambios, cada vez más exigidos desde las bases. “Tenemos que ver cómo pulir esas diferencias, mejorar las estructuras y hacerla más representativa. Necesitamos un movimiento unido y esa unión necesita que todos cedamos en algo. Debemos fijarnos en las cosas que nos unen”.
Por Vanessa Vargas Rojas
El Ciudadano