Argentina sigue pagando las cuentas de haber retornado al neoliberalismo: según el último informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en el mes de marzo otras 4823 personas perdieron sus puestos de trabajo; de cada diez, seis se desempeñaban en fábricas. La destrucción del empleo industrial se viene agudizando desde septiembre del año pasado, en un proceso que va acompañado, de manera general, por un deterioro de los sueldos y las condiciones laborales, con el impulso oficial a la firma de convenios colectivos con pérdidas de derechos.
En esa dirección, la construcción sigue siendo el trabajo que más despidos y suspensiones alcanzó, llegando a la suma de 60 mil trabajadores que perdieron su empleo. Pese a que el discurso de los funcionarios macristas insisten en una «leve recuperación» de la economía, los números y la realidad plantean otro escenario radicalmente distinto.
Además, como señala el periódico Página 12, marzo marca el fin del primer trimestre y también permite un panorama sobre cómo se va planteando el año: en este período se acumularon 9599 despidos y 2594 suspensiones, concentrados particularmente en el sector industrial.
Si se toma en cuenta el acumulado a partir diciembre de 2015, el número de trabajadores afectados llega a 249.143 desde la asunción del gobierno de la alianza Cambiemos en Argentina, entre despedidos y suspendidos. Siguen siendo más entre los privados que en los estatales: 178.589 despidos y suspensiones en el área privada y 75.378 en la administración pública. Este relevamiento viene siendo realizado por el CEPA de manera mensual, en base a datos que aportan los despedidos, las organizaciones gremiales, cámaras empresarias y publicaciones periodísticas.
En un año electoral en Chile y en donde la región se juega definir el rumbo político y económico de los próximos años, el amigo personal de Sebastián Piñera, Mauricio Macri, no cumple con las promesas de «pobreza cero», «cambio» y «vivir mejor» con las que llegó al Gobierno.