Marguerite Yourcenar es conocida como la gran dama de la literatura francesa y la primer mujer que consiguió compartir asiento con los inmortales de la Academia Francesa. Falleció ayer a los 84 años en el año 1987, pero su legado narrativo ha traspasado generaciones y cada vez es más leída a lo largo del mundo. En ese sentido, la reciente edición de Cuentos Completos (Penguin Random House, 2017) no hace más que confirmarlo.
Yourcenar en realidad se llamaba Marguerite de Crayencour, pero mundialmente fue más conocida por el anagrama de su apellido y por ser la primera mujer que ha entrado en la Academia Francesa (después de una misoginia que se prolongó por espacio de 346 años), o «la primera mujer inmortal», según gustan decir algunos parisienses fanáticos de sus cuentos.
Dueña de una historia bastante particular, la escritora había adoptado la nacionalidad norteamericana a partir de su instalación en Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, pero, aunque había nacido en Bruselas hija de padre francés y de madre belga, pasó buena parte de su juventud en el Flandes francés. Dos obras suyas, Memorias de Adriano y Opus nigrum, han sobrepasado ampliamente el millón de ventas en todo el mundo.
En esa misma dirección, la influencia de Youcenar en la literatura latinoamericana no es para nada menor, sobre todo luego de que, hace 60 años, Julio Cortázar tradujera al español Memorias de Adriano, la monumental novela de la escritora francesa que asombró al mundo con su prosa aristocrática y conmovedora. Esa novela también cautivó a Gabriel García Márquez, quien no dudaba en elogiarla en público.
Yourcenar también era fanática de Jorge Luis Borges, a quien logró conocer seis días antes de la muerte del escritor argentino. En ese encuentro, Yourcenar le preguntó en francés: “Borges, ¿cuándo saldrás del laberinto?”. “Cuando hayan salido todos”, le respondió el autor de El Aleph.
En su libro Los fuegos, que integra este volumen, se puede ver a una autora dueña de un estilo formal, pero Yourcenar lograba que el lector llegara a ella a través de la frescura de su prosa y el encanto de sus frases. En Los «El alcohol desembriaga. Después de beber unos sorbitos de coñac, ya no pienso en ti». También puede leerse: «No hay nada que temer. He tocado fondo. No puedo caer más bajo que tu corazón».
Quien quiera sumergirse en un mundo lleno de inocencia cargada de astucia y cierta malicia, no tiene más que sumergirse en el mundo de Yourcenar, una autora clave del siglo XX.