Mauricio Redolés relanzó en Valparaíso su antología poética

Feria del Libro Usado y Casa E fueron el escenario de las dos instancias con que durante el miércoles 26 de abril Valparaíso recibió el relanzamiento de la obra compilatoria del trabajo poético del cantautor, poeta y también columnista de El Ciudadano, Mauricio Redolés

Mauricio Redolés relanzó en Valparaíso su antología poética

Autor: Gabriel Muñoz

Feria del Libro Usado y Casa E fueron el escenario de las dos instancias con que durante el miércoles 26 de abril Valparaíso recibió el relanzamiento de la obra compilatoria del trabajo poético del cantautor, poeta y también columnista de El Ciudadano, Mauricio Redolés.

Cerro Alegre de Valparaíso, calle Lautaro Rosas. El boca a boca se hizo sentir y media hora antes del inicio formal del lanzamiento de El estilo de mis matemáticas ya había gente esperando ingresar al espacio que también alberga a la librería Metales Pesados. En una blanca e iluminada pieza van rápidamente ingresando escuchantes, lectores y admiradores de la obra de Redo, quien se encuentra junto al escritor Jaime Pinos. La conversación es intercalada por la lectura de poesía punk en la voz del presentador de su último trabajo poético, por fin visible y accesible a sus ávidos perseguidores.

“Se exponen a caer en un estado poético al leerme, nunca me he sentido marginal”, afirma el creador de Bello Barrio. “Pero tu trabajo es crítico y de confrontación permanente”, le espeta su interlocutor. “Tus textos, precisos y mordaces, fruto de un trabajo que se ha expandido en la literatura chilena. Poesía es un trazo de memoria en el lenguaje dijiste en My poetic”, le termina de recordar el individuo que tiene frente a sí. Redolés Bustos sonríe, se acomoda y pregunta por su amiga poeta Alejandra González Celis que debía acompañarlo pero se retrasó.

Entra en escena Eleuterio Huanca, crispando el ambiente con textos siniestros que desencajan al oído corriente. Almas que van de murga a la morgue como un carnaval de calvario se escucha, seguidos de una oda a los huesos de huaso y fósiles de fusil. Los textos van fluyendo, declamando que morir es un ajuste de cuentas con el alma o que nadie tocó la canción que ella sabía bailar (y era bailarina). Huanca es peñón y camote, como él mismo se autodefine. Y antecede a la figura del día.

La poesía se impone

“Al leer sin saber la identidad del creador, la poesía se impone por su verdadero valor”, comienza relatando el danzante de los bailables de Cueto road. Es la forma que tiene de poner en valor el trabajo de su colega de letras, personaje catalizador de la antología remasterizada de Estar de la poesía, creación editada en el 2000, que será lanzada este jueves 27 en Santiago y fue presentada durante la jornada del miércoles en la ciudad puerto.

Agradece también a Carlos Droguett y su obra ‘Patas de Perro’. “Yo no estaría aquí si él no hubiese existido”, afirma el cantautor. “Y hubiese podido ser arquero de la Universidad de Chile y luego un comentarista de fútbol, medio borracho. Las casualidades y las causalidades nos llevan a ser lo que somos”, remata el vate, recordando cuando en 1971 el profesor de Castellano y director del Liceo Amunátegui, Miguel Angel Vega, le recomendó la misma lectura a las y los integrantes de la brigada Elmo Catalán que pintaban el frontis del establecimiento.

Es que Redolés tiene muy buena memoria. A pesar de tener su lado izquierdo afectado por el ataque cerebro vascular sufrido en agosto del año pasado -que lo tuvo internado en el hospital y aún en tratamiento- aclara que el libro que nos reúne demoró 15 años en ser terminado, luego de volver a Chile el año 1985 desde Inglaterra, a pesar que ya tenía dos obras a su haber (una editada en Bucarest, otra en Londres). “El 2011 se acordó revivirlo, el 2016 quedó lista la edición, el prólogo y la discusión sobre poemas que empezaban bien pero que no supe abandonarlos”, explica parafraseando a Alejandra Pizarnik.

“Luego de la primera selección, la versión tipeada y la lista definitiva, la versión final me gustó porque ya no sentía la nostalgia de los poemas sacados”, aclara el hombre tras el mito de que los poetas aún están vivos. Amigo de Stella Díaz Varín, a quien conoció en el López Velarde, el bar de la Sociedad de Escritores de Chile, Redolés hoy recuerda las anécdotas cuando invitó a La Colorina al taller de poesía que promocionaba a través de la revista de libros de El Mercurio y realizaba en las dependencias del Instituto Chileno Británico. “Tu poesía me hace guau”, le habría dicho ella, visionaria del importantísimo aporte a la literatura chilena que hizo este ex preso político y ex estudiante de derecho, luego exiliado a las tierras del punk y The Beatles.

Debido a un incendio que tuvo que sortear en el camino, atrasada llega la amiga y ex tallerista, Alejandra González Celis. Rápidamente se acomoda entre los hombres y comienza a recordar los momentos vividos con el alter ego de Marcelo Reyes Khandia, como firmó su obra Los versos del Sub-teniente o Teoría de la Luz Propia. “Me alegro que se complete un ciclo con este libro. Se paga una deuda pendiente de la literatura con Mauricio. Debía tener un reconocimiento en el ámbito literario”, afirmó la poetisa.

“Me alegro que Valparaíso esté todavía en Valparaíso”, son las frases finales del último amigo de los choros porteños, con quienes intercambiaba frases en coa durante su estadía en la cárcel, hoy centro cultural. Años de ires y venires, por tocatas, presentaciones de libros, invitaciones a conversatorios y lecturas poéticas; de ahí su alegría. “Es una constatación tanto geográfica como biográfica porque con este volcán que está a 70 km al oeste, de repente Valparaíso va a estar más allá de Casablanca. Y también los recuerdos, los amigos, las caras, la magia de encontrarme con la amiga de una mujer que alguna vez fue a mi casa a comprar un disco y que me dijo que iba a ir a Harrow Road (donde yo vivía en Londres), porque ella se iba a estudiar y ahora saber que sí, que estuvo en London y recitó mis poemas afuera de mi casa, con su amiga. O encontrarme con Chinoy, todo es muy bonito. En fin, me voy feliz”, repite el hombre tras Mauricio Redolés Bustos. El personaje que cree que prestarle la cabeza al otro es leer poesía.


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