Recibir el llamado de un ladrón asegurando haber secuestrado a tu hija es probablemente lo peor que podría pasarte. Todos queremos a nuestra familia y es sumamente importante que ella siempre esté a salvo. Sin embargo, en el mundo de hoy las injusticias y las tragedias ocurren más a menos de lo que quisiéramos, por eso no es poco común enterarnos acerca de casos insólitos como el que vivió Romualdo Santamaria cuando un extorsionador comenzó a escribirle diciendo que tenía a su hija como rehén y que si quería volver a verla, debía pagar cincuenta mil dólares.
Romualdo en un principio tuvo miedo. Si bien hay mucha gente que inventa este tipo de cosas, las posibilidades de que realmente todo fuera cierto no eran bajas. Sin embargo, el padre salió rápidamente de la duda cuando vio a María, su pequeña hija de ocho años, llegando del colegio a la casa. La saludó con un beso cariñoso, sonrió y decidió que jugaría un rato con el “astuto” extorsionador.