El pasado jueves 27 de abril la Escuela Básica Sanitas de La Granja recibió a un cúmulo de autoridades ligadas a la educación, quienes entregaron los resultados de los indicadores de Desarrollo Personal y Social (IDPS) que reflejaron notables avances en 4º básico, pero preocupantes cifras en educación media.
En un intento por ampliar la concepción de calidad educativa, al incluir aspectos que van más allá del dominio de conocimiento académico, los instrumentos de medición aplicados en forma complementaria a la prueba SIMCE fueron diseñados para “erradicar la deserción escolar, en particular, de los estudiantes hombres, y en el caso de las estudiantes mujeres, para mejorar los hábitos de vida así como su participación en la educación media”, según el secretario ejecutivo de la Agencia de la Calidad Académica, Carlos Henríquez.
Desde su creación, estos indicadores proporcionan a los establecimientos educacionales información relevante con respecto a distintas áreas de desarrollo de los estudiantes, entregando claras señales sobre la importancia de implementar acciones sistemáticas para desarrollar aspectos no académicos, fundamentales para la información integral de las personas.
La importancia de estas cifras radica en que el sistema educacional necesita estar bien evaluado. Para ello, crearon las ‘Categorías de Desempeño’, que se construyen con un ‘Índice de Resultados’ que considera la distribución de los estudiantes en los ‘Niveles de Aprendizaje’, los ‘Indicadores de Desarrollo Personal y Social’, los resultados de las pruebas Simce y el progreso en las últimas tres o dos mediciones, según corresponda para cada nivel. Luego, este ‘Índice de Resultados’ se ajusta según las ‘Características de los Estudiantes del Establecimiento Educacional’, por ejemplo, en base a su vulnerabilidad. Finalmente, de acuerdo a este nuevo índice ajustado, se clasifica a los establecimientos en una de las cuatro Categorías de Desempeño.
Las cifras
«La educación en un proceso integral. No sólo entregamos resultados de conocimientos, sino también indicadores sociales», señaló la Subsecretaria del ramo, Valentina Quiroga Canahuate. Gracias al análisis de los resultados, se puede inferir que las buenas noticias están en 4º básico. No sólo mejoran los puntajes en la última década, sino que también se reducen las brechas socioeconómicas y de género. Luego, en la media, las diferencias por grupo socioeconómico se han reducido pero aún son considerablemente profundas (110 puntos).
En cuanto a los resultados emanados desde el indicador ‘Participación y Formación Ciudadana’, se observa que, desde 2015, estas cifras han subido, reflejadas en que en 4° básico el 72% de los alumnos y apoderados se declaran en un nivel alto, resultado que en 6° básico llega al 56% y en 2do medio al 52%. Sin embargo, a pesar de los altos porcentajes de respuestas en el nivel alto del indicador, es importante señalar que existen diferencias a favor de los hombres.
Según los resultados de los informes lanzados, el desafío del Gobierno es avanzar en el sentido de pertenencia al establecimiento y en las percepciones sobre la vida democrática de los estudiantes de 4º y 6º básico y en fomentar la participación de las mujeres en 2do medio. Esto último es particularmente relevante pues la participación es asociada a una mejor experiencia escolar y, finalmente, a una mejor satisfacción con la vida.
En cuanto al indicador ‘Clima de Convivencia Escolar’, los resultados de 4° y 6° básico no han variado mucho desde 2015. Los porcentajes de respuestas en el nivel alto desde la educación básica alcanzan el 64% (versus un 65% en 2015), 38% (versus un 40% en 2015) y un 49% en la media. No hay que observar con mucho detenimiento para hallar una asociación positiva y sistemática entre este aspecto y el grupo socioeconómico del establecimiento. No obstante, resulta necesario poner atención en los estudiantes de 6° básico, ya que sólo el 38% de ellos afirman estar en el tramo alto de este indicador.
Para la clasificación ‘Autoestima Académica y Motivación Escolar’, los resultados muestran que los porcentajes en el nivel alto alcanzan en 4° básico el 49% (versus un 55% en 2015), en 6° básico el 38% y en 2do medio el 43%. En este indicador se observa una mayor motivación escolar en las mujeres que entre los hombres. Ellas también presentan una mejor autoestima académica cuando son pequeñas (4º y 6º básico), pero en 2do medio, los hombres las superan.
Respecto al indicador ‘Hábitos de Vida Saludable’, el nivel alto alcanza el 50% en 4° básico, 31% en 6° básico y sólo el 16% en 2do medio. En 2015, esta percepción alcanzaba un 89% en los niveles básicos. Al analizar el bajo porcentaje de respuestas en el nivel alto en 2do medio, se observa que se debe a los malos hábitos alimenticios, sobre todo entre los hombres, y a los bajos resultados en la dimensión de vida activa entre las estudiantes mujeres.
Importantes desafíos para mejorar
Si bien se podría deducir que al mejorar el clima de convivencia escolar en los grupos más vulnerables y mejorar la participación de las estudiantes en educación media se podrían generar avances, sólo con la eliminación de los mecanismos de segregación, la profesionalización de la labor docente y el desarrollo de capacidades en los equipos sostenedores es probable que éstos se evidencien. De esta forma, las características observadas podrán ser aprovechadas por la irrupción de nuevas metodologías de enseñanza, así como de una correcta retroalimentación docente, tal y como propugnan las ideas fuerza de la reforma educacional que, supuestamente, se están llevando a cabo.
El enfoque entregado lleva a malentendidos. Por ejemplo, gracias a los indicadores del SIMCE, si bien se puede observar que la brecha socioeconómica entre los grupos altos y los más desaventajados se reduce en 19 puntos, esto también se explica por la caída del segmento más alto. Por tanto, aún queda mucho tramo por recorrer para que el rol protagónico en el proceso de aprendizaje sea de los y las estudiantes.