El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, quien cuenta con la figura de Ignacio Lula Da Silva a la cabeza, divulgó el miércoles una resolución política en la cual afirma que la «impopularidad» del gobierno del presidente Michel Temer reclama una convocatoria a elecciones anticipadas.
La medida fue justificada por la huelga general del pasado 28 de abril, la cual, según el documento, fue la mayor en décadas en Brasil, y «un hito en la lucha contra el gobierno» de Temer. En ese sentido, en la reunión de su directorio nacional, el PT decidió sugerir a sus parlamentarios y a los partidos aliados que propongan una enmienda constitucional para convocar a elecciones directas en el transcurso de este año 2017.
«La solución a la crisis política, económica, moral, social y cultural requiere un gobierno que tenga la legitimidad y credibilidad, un gobierno elegido democráticamente. ¡Elecciones directas ya! Es lo que el pueblo clama y espera de nosotros», afirmó el PT en su documento.
Según la resolución, durante la huelga, «millones de trabajadores y trabajadoras cruzaron los brazos y detuvieron las máquinas, en el grito al unísono contra el desmantelamiento de las pensiones, la tercerización y el retroceso en la legislación laboral». Para el PT, la huelga «representó la reanudación de la iniciativa política por las fuerzas populares y la ocupación de las calles en protestas, como hace tiempo no se veía».
En la misma dirección, el texto que se dio a conocer durante el día de ayer, miércoles 3 de mayo, criticó duramente al gobierno de Temer, al que tildó de «ilegítimo», y calificó a su administración de un fracaso en materia económica, destacando el escaso apoyo que recibe de la población, con 90 por ciento de ciudadanos que piden elecciones directas.
«La catarata de gastos publicitarios para los grandes vehículos de comunicación también fue incapaz de impedir la caída vertiginosa de la popularidad del gobierno ilegítimo y de su jefe: el rechazo a Temer es inversamente proporcional a su arrogancia», señala el comunicado. ¿Logrará Brasil frenar al neoliberalismo tardío de Temer y los grandes grupos económicos del país?