Testigos: el otro diafragma de Fernando Muñoz Arriagada

La Sobremesa Teatro a cargo de su director Fernando Muñoz Arriagada, presentó su primera puesta en escena con la obra «Testigos” durante una temporada entre el 2 y el 25 de junio pasado en el Goethe Institut de Santiago

Testigos: el otro diafragma de Fernando Muñoz Arriagada

Autor: Pia
Pia

La Sobremesa Teatro a cargo de su director Fernando Muñoz Arriagada, presentó su primera puesta en escena con la obra «Testigos” durante una temporada entre el 2 y el 25 de junio pasado en el Goethe Institut de Santiago. Un montaje que responde al teatro del distanciamiento, que propone un lenguaje verbal directo y donde los actores se representan a sí mismos: transporte sin desvíos a las vivencias de situaciones cotidianas con características propias como el miedo, el engaño y los misterios que habitan en todos nosotros.

¿Por qué el otro diafragma? Por que la captura de los personajes se da en un tiempo de exposición prolongado donde la abertura del lente deja entrar a quemar la placa sensible de nuestras más cercanas características terrenales; sitios comunes que los personajes de esta historia instalan en nuestras retinas en velocidad baja, en “B”.

En B: el comienzo es una escena llena de fotografías que retrata a cada uno de los personajes en un tiempo de captura que se mantiene casi por completo durante toda la exposición de la obra. B: el obturador abierto dejando entrar los diálogos de cuatro adolescentes, los largos intervalos de la contra plática que instala el silencio y las zonas musicales que abren, raspan los entre tiempos y cierran la cortina.

La obra contó con una escenografía básica respecto de otros montajes teatrales que utilizan grandes despliegues audiovisuales o que apologizan sus contenidos con tecnologías actuales como recurso teatral. Esto básico fue un acierto en la propuesta de Fernando Muñoz, que no crea lejanías con la dramaturgia contemporánea, y que más bien levanta la expectación: una mesa, un par de sillas, murallas, objetos cotidianos como cigarrillos y la ventana. Y es ahí, en esta ventana donde aparecen los testigos: a través de una baja proyección de luz que asoma entre las cortinas del departamento.

La trama comienza a descentralizar su sentido hacia el fondo de la escenografía. Origina las paranoias de los compañeros de casa cruzando textos que rondan acerca de sus familias e historias de vida. Y los testigos los observan, son los fantasmas ajustados a este diafragma, los agentes fiscales de sus mentes, y la muerte, y las presencias que adquieren conocimientos directos y verdaderos de sus verdades.

Finalmente entrando a algunos cuadros, es fundamental citar dos textos: “Ella / estaba / arriba / cuando / tomó / la decisión / de / matarse. Y luego: “él / estaba / cuando / todos… con el que cierra la obra.

Elenco: Jorge Arecheta, Francisca Muñoz, Tomás Verdejo, Consuelo Zamorano, Eduardo Fernandez, Raymi Demetrio y Magdalena Munizaga

Diseño Integral: José Miguel Carrera y Antonieta Henríquez

Música: Leonardo Ramella y Juan Pablo Ortega

Producción: Tamara Capino.

Dirección: Fernando Muñoz Arriagada.

Por Pía Sommer

El Ciudadano


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