Mientras las movilizaciones continúan en torno a las acciones que decidan los principales actores de la protesta, como la Confech –en el caso de los universitarios- y la Aces y Femes –en el caso de los secundarios-, existen otros estudiantes que luchan por las mismas reivindicaciones, pero que no están representados en organizaciones centrales, sino que están en sus respectivos lugares locales, intentando sobrellevar la movilización.
Esta situación se vive sobre todo en el mundo secundario, donde son cientos los colegios que permanecen en toma y que, a pesar de no aparecer en los medios, con sus actividades autogestionadas y sillas en las rejas, ofrecen una intervención en la ciudad y un quiebre en el diario vivir. Esto se repite tanto en el centro de las ciudades como en los lugares más periféricos.
Un ejemplo de esto es el emblemático liceo A-70 Amador Neghme, que lleva dos semanas en toma y que levanta la bandera de lucha en Estación Central, en plena avenida 5 de abril.
Óscar Contreras es el presidente del Centro de Alumnos, aunque nos dice que dentro del colegio se trabaja de forma horizontal, “a base de bases” como el señala. En él se nota el cansancio de levantar una movilización en un liceo que, a pesar de no ser tan “emblemático”, como otros de Santiago Centro, representa un punto importante de la ciudad. Más aún cuando el colegio es ocupado por estudiantes de clase media-baja, de “escasos recursos” –como dice el eufemismo- o derechamente pobres.
Nos cuenta que no han recibido mucho apoyo. “Hemos trabajado netamente como movimiento secundario. Nosotros lo hemos querido así también, le da más autonomía y fuerza al movimiento”, indica el dirigente estudiantil, mientras en la cancha se juega un partido de fútbol, una de las actividades que han gestionado y que ha unido a distintos colegios del sector.
“Tenemos un cronograma para la semana, que incluye un taller de baile, una muestra de un concertista en guitarra, una exposición de documentales, torneos de fútbol y tocatas”, nos comenta. El liceo A-70 está al frente de la villa Francia, por lo que además posee toda una tradición ligada a la lucha por la educación. Y desde la periferia, levanta la lucha.
Óscar cuenta que lo más complicado ha sido no tener comida y la convivencia diaria. Dice que han sentido el frío de la madrugada y que el hambre y la falta de sueño están haciendo efecto entre sus compañeros, que cambian de ánimos rápidamente. En todo caso, esto no es impedimento para ellos. Dicen que podrían estar para siempre ahí.
“Así como vamos, estaríamos uno o dos años, hasta conseguir un cambio profundo. O si no, seguiremos siendo un desgaste dentro de la movilización. Si no concretamos luego, vendrán más cabros que se estén sacando la cresta dos o tres semanas para nada, como ya ocurrió el 2006”, declara tajante. Están dispuestos a dejarlo todo en la toma, a echarse el año, a vivir un “mexicanazo”. Años de lucha estudiantil y movilizaciones frustradas lo avalan.
ESTUDIANTES ORGANIZADOS
Dentro de Estación Central, los alumnos del A-70 se han congregado con otros colegios, formando la agrupación Estudiantes Organizados (EOS). Además del Amador Neghme, lo conforman el A-71, el Magallanes, el Lecaros, el Complejo y el D-72.
A pesar de todo, trabajan con una organización más central, que es la Aces. “Nos sentimos más identificados con su petitorio y su forma de movilizarse”, cuenta Óscar. Nos dice que hay un llamado a lograr una sola coordinadora secundaria, pero no cree que eso se logre. “Será una instancia para seguir fraccionando el tema y seguir creando más coordinadoras que nazcan de esa asamblea. Por el ego, el orgullo y las diferentes opiniones y aspiraciones”.
A pesar de que no ha habido intentos de desalojo, según nos cuenta un dirigente del D-72, ellos se mantienen atentos a lo que suceda. No sólo a la represión de carabineros, que de todas maneras ha estado más ausente en esta que en otras movilizaciones, sino que también a cómo se configuren las soluciones al conflicto, en un escenario que es llenado completamente por el Gobierno y la Confech. A ellos no les queda más que sumarse, lo que no los hace menos importantes. Todo lo contrario, son ellos los que levantan la verdadera movilización, la social. En la periferia.
Por Carlos Said
Tomado de Revista Vaso