El pasado 10 de mayo se cumplieron dos años desde el enigmático fallecimiento de Luciano Fuentes Ovalle, grumete de la Armada que encontró la muerte al cuidado de instructores de la Escuela «Alejandro Navarrete Cisterna», ubicada en Isla Quiriquina, ciudad de Talcahuano.
Joven angelino, recordado por sus pares como «Nanito», Fuentes abandonó este mundo sin quererlo, en el día de la madre, lejos de su familia.
El Ministerio Público indaga el hecho como un homicidio, luego que otro alumno denunciara anomalías en la investigación preliminar de la institución naval, que concluyó la existencia de un presunto suicidio en tendederos de baja altura, ubicados al interior del recinto.
«Escuché que todo era un montaje.. Ellos usaron su fuerza y a Luciano le dio algo así como un paro. Vieron que había fallecido y lo fueron a colgar», dijo el ex grumete Felipe Aguayo, quien ratificó sus dichos a la justicia.
El padre de Luciano, profesor del mismo nombre, ha liderado una lucha incansable por encontrar la verdad. Formó una agrupación, aglutinando los casos de otras familias que perdieron a sus hijos en escuelas matrices de las FFAA, sin quedar conformes con la versión militar de los hechos.
Lo anterior, como denunció a este medio en 2016, le ha significado seguimientos propios de la CNI por la Dirección de Inteligencia de Carabineros (Dipolcar), situación que atribuye a una «colusión para proteger a las instituciones castrenses».