Un viaje a los colegios tomados del sur de Santiago

  Nos descentramos

Un viaje a los colegios tomados del sur de Santiago

Autor: Mauricio Becerra

 

Nos descentramos. En uno de los bordes de Santiago decenas de colegios siguen tomados desde hace un mes por sus estudiantes. Lejos de las cámaras concentradas en los llamados liceos emblemáticos, bajo la lluvia, el frío invernal, al amparo de sus amistades y de las redes que han logrado tejer centenares de adolescentes viven una experiencia única para sus tempranas vidas en colegios que jamás volverán a ser los mismos.

Un grupo de adolescentes está en medio de la calle Goycolea en La Cisterna. Con un tarro piden plata a los autos que pasan por fuera de su colegio. Las sillas amontonadas junto a la reja principal y un lienzo colgado de la edificación que dice ‘Cambio de la Constitución’ son señas inequívocas que nos encontramos frente a un colegio tomado.

Es el Ecoliceo Politécnico Ciencia y Tecnología, que por estos días cumple un mes en toma.

Todo se inició a principios de junio cuando algunos estudiantes sensibles por la movilización de los universitarios comenzaron a instruirse y recabar información sobre la problemática educativa. Visitaron otros colegios, bucearon en Internet y con datos en la mano convencieron al centro de alumnos de iniciar la discusión entre los estudiantes.

Las conversaciones de pasillo y los documentos que se pasaban por debajo de los pupitres no tardaron en llamar la atención de las autoridades del colegio. Camilo Uribe, estudiante de Electrónica, presidente del Centro de Alumnos, cuenta que la primera amenaza fue ‘te voy a llamar a tu apoderado’. A los días, otro estudiante va por el pasillo y el inspector se le acerca para decirle con un gesto en el ojo ‘Boris, estás en la mira’.

Preparando el almuerzo en el Liceo de Ciencia y Tecnología de La Cisterna

Pero la bola de nieve ya corría con fuerza. Su primera demostración fue una marcha desde el Intermodal de Gran Avenida. De las charlas informativas pasaron a la Coordinadora La Cisterna, que agrupa a una decena de colegios, incluido uno de Calera de Tango.

Sebastián Abarca, estudiante de IVº año, cuenta que hicieron reuniones, asambleas para informar y se organizaron para una toma. Nadie tenía experiencia en cómo se hacía y a dónde los conduciría. Lo único que tuvieron claro al momento de hacerla fue que fuera lo más constructiva posible.

Se propusieron arreglar los baños que estaban deplorables y pintar el liceo. “Es una toma para dar soluciones a lo que pedíamos a la directora y que ella no daba” -cuenta Camilo.

El día de la marcha del 30 de junio convocada por la Confech y el Colegio de Profesores, cogieron una micro y se sumaron a la marcha en el centro. Quedaron asombrados cuando vieron a miles de sus pares de cientos de otros colegios de la ciudad, apoderados, ancianos y un mar humano de personas protestando por una educación pública gratuita y de calidad. Uno de los voceros, Gonzalo Rojas, cuenta que ese día “nos dimos cuenta que no es sólo una problemática estudiantil, sino que un problema social”.

Además de sumarse al petitorio nacional tienen uno propio como colegio técnico profesional. Gonzalo detalla que “nuestro petitorio se enfoca más en los colegios técnicos. Es una realidad distinta a la de los científico humanistas y de los emblemáticos”.

Su petitorio exige prácticas pagadas, sindicalización al momento de hacerlas y un seguro. La demanda más importante es respecto del título que obtienen al egresar. Antes  recibían un título de técnico profesional, pero con el despegue del negocio de los centros de formación técnica y de los institutos profesionales fueron rebajados a un titulo de técnico medio.

“Somos un liceo de excelencia, tenemos algunos profesores que también hacen clases en IP y universidades” -comenta el estudiante Boris Badilla.

“Estamos formándonos al igual que alguien que estudia en el Inacap o el Duoc, pero el título no nos acompaña. Nuestros compañeros que egresan y se van a estudiar a institutos terminan revisando las mismas materias que vemos acá, claro que pagando cien lucas al mes. Para lucrar se nos quitó el título de técnico profesional a los colegios  técnicos, eso es evidente” -sostiene Camilo.

En la toma han participado estudiantes, profesores y apoderados. Hace unos días convocaron a sus padres para explicarles en qué iban las movilizaciones y llegaron más de 90.

También han aprovechado la toma para hacer las mejoras postergadas hace tiempo. Pintaron los muros, instalaron bancos, diseñaron murales y arreglaron los baños. El día de nuestra visita araban un espacio para un huerto y por estos días quieren instalar un sistema de riego con tubos de PVC. “La idea estaba hace rato, pero la terminamos ejecutando en la toma” -cuenta Sebastián.

También abrieron el colegio a recitales y encuentros para los colegios movilizados. A una tocata de hip hop llegaron los grupos La Clase y Elixir del Vid y han realizado charlas con estudiantes de Derecho.

Los profesores apoyan con reforzamientos de los ramos y adelantando algunas clases como Matemáticas o especialidades. “El que quiere estudiar puede venir porque los profesores si bien están en paro para apoyar el movimiento hacen clases y reforzamiento de sus ramos” -cuenta Sebastián.

“También en la toma se hace un trabajo de conciencia con nuestros compañeros. Más que imponerles el problema, explicamos la crisis de la educación y el por qué ocurre” -relata Gustavo.

La pileta construida con la ayuda de estudiantes, profesores y apoderados

En el aprendizaje de la burocracia escolar se toparon con que la directora, Margarita Lanzarani Riffo, lleva seis años como subrogante cuando el máximo permitido es sólo un año. También revisando cuentas cacharon que 18 millones de pesos destinados para reparaciones por el terremoto se gastaron sólo en canaletas y otros 10 millones en tapar grietas con yeso.

Lo que los tiene más contentos es una pileta que acaban de terminar. “Este era un espacio muerto antes y con la ayuda de los profes y algunos apoderados hicimos esta pileta” -cuenta orgulloso Sebastián.

Lo único que tienen claro es que el colegio va a ser muy distinto después de la toma. “El centro de alumnos estaba de adorno. Nos invitaban a consejos de escuela una vez al año, pero sólo para informarnos de la gestión del colegio. No para aportar ideas” -cuenta Camilo.

En el futuro todo va a ser distinto. “Se va a notar en cómo se plantean las cosas. La directora no va a venir a decir ‘esto va a ser así porque yo lo digo’, sino que ‘chiquillos tengo esta idea ¿les parece?’” -cuenta Gonzalo.

REVOLVIÉNDOLE EL GALLINERO A LA SOFOFA

Un día después del Paro Nacional por la Educación los estudiantes del Liceo Ramón Barros Luco de La Cisterna, más conocido como Electrotecnia, se tomaron su colegio.

A los pocos días fueron desalojados. La orden vino de la Sofofa, sostenedora del colegio. El proceso de toma en este colegio fue complejo. Como el Centro de Alumnos se negaba a sumarse a las movilizaciones, por debajo los estudiantes comenzaron a organizarse hasta que un día exigieron una votación y 18 de los 24 cursos votaron el paro.

El Centro de Alumnos se declaró incompetente ante la situación y surgió un consejo de la toma. José Leiva, uno de los voceros, dice que “vamos a seguir hasta que Piñera se vea obligado a transar. Si aquí aunque cambien el ministro, le pongan otro nombre o se cambie la corbata, detrás está Piñera que no quiere transar. Con él es la lucha y vamos a lograr en algún momento que la educación sea gratis en Chile”.

El paro duró una semana y desembocó en un petitorio interno en que exigen a la Sofofa la realización de pruebas corporativas, o sea, que midan las reales competencias de la formación; que haya posibilidades de eximirse de acuerdo al rendimiento; arreglos en infraestructura y preparación para dar la PSU. Nada del otro mundo.

Preparándose para pasar la noche en el Liceo Electrotecnia de La Cisterna

Desde el jueves de la semana pasada están en toma y aprovechan el tiempo haciendo clases a los IVº medios, con reforzamientos y charlas dadas por universitarios. Pasar asistencia está prohibido.

La Sofofa es dueña de otros cinco colegios ubicados en Renca, Maipú, San Miguel y Quinta Normal. Hoy todos están tomados.

Con los otros colegios tomados de La Cisterna intercambian saberes. Así los del Electrotecnia ofrecen talleres de Electricidad, Electrónica y Telecomunicaciones, que son sus fuertes.

José piensa que “hay que ser realista: el Gobierno está duro y no quiere transar. Pero esto seguirá hasta que aguante. Si tenemos que perder el año lo vamos a perder. En México una movilización estudiantil duró un año y nosotros no vamos a ser menos. Si no se logran cosas ahora se va a seguir el próximo año y el siguiente y el siguiente, hasta que cambien”.

EL CORDÓN SANTA ROSA

El 16 de junio en el Colegio Santo Tomás se puso en marcha un complot. La idea era llegar media hora antes a clases y tomarse el colegio.

Ubicado en La Pintana, este establecimiento particular subvencionado recibe a unos 700 estudiantes del sector. Pese a superar el promedio de las escuelas de la comuna, el promedio de la PSU no supera los 400 puntos y pocos llegan a tener 500.

Estudiantes del Liceo Santo Tomás

“Que se llenen la boca con que van a hacer más liceos de excelencia es una forma de discriminación para las personas de menores recursos. Además la LGE legalizó la discriminación positiva” -opina Vanesa Campaña, estudiante.

Juan Mariqueo cuenta que junto a los colegios aledaños se han reunido en asambleas para crear alianzas para ayudarse mutuamente. Le llaman el Cordón Santa Rosa, instancia que convoca a las marchas y se encarga de ofrecer información. “Participan los que tienen mayor grado de organización interna” -cuenta Juan.

Hace una semana hicieron una marcha que convocaba a los establecimientos del sector  que partió en los colegios de La Granja. Luego pasaron al Christian Garden School, desde allí al Colegio Bahía Darwin, al Santo Tomás y al Polivalente.

Freddy Fuentes, del Christian Garden School, cuenta que en su colegio hubo una toma en acuerdo con el sostenedor. “Los siete días en toma el director pasó lista igual y nunca se interesó en el petitorio interno” -relata Freddy. A principios de año les cobran dinero por la pintura del colegio y las resmas del papel a usar.

Durante la toma del Christian Garden School, sus alumnos encontraron varias ratas en el casino, cosa que denunciaron y el sostenedor negó. De picado les cerró el casino. Como la toma prosiguió algunos  estudiantes abrieron el quisco del patio. “Ese fue el gran error que tuvimos, pero había días en que no teníamos para comer”. El hecho generó rechazo, por lo que se apresuraron en hacer colectas para recuperarle las cosas a la dueña del kiosko. “Nos dijo que no era la manera y al final igual terminó apoyándonos” -relata Freddy.

En el Santo Tomás se han hecho talleres de stencil, graffitis y de periodismo impartidos por universitarios de Veterinaria de la Universidad de Chile. Hicieron un petitorio interno que fue respondido. Hoy prosiguen con la toma en función del petitorio nacional. De noche duermen en sacos de dormir en las salas del primer piso. En el segundo nivel  de ocho salas, dos no se llueven.

La situación más complicada fue una noche de sábado en que había pocos estudiantes que tuvieron que hacer frente a un montón de jóvenes carreteando que las emprendieron contra el portón y ocasionaron algunos daños.

Vanesa cuenta que “la toma nos va a servir a todos. Nos está haciendo aprender mucho como estudiantes y a la vez nos está formando un criterio social, no sólo educacional, sino cosas que nos van a servir para toda la vida. Uno no va a ser de esas personas que se quedan calladas frente a algún problema o abuso”.

Pese al tiempo que llevan muestran optimismo. Un alumno, Adolfo Olea, opina que “si nosotros no nos hubiésemos movilizado Lavín seguiría en el ministerio”. Juan opina diferente: “Yo no veo mayor cambio. Ellos nos hicieron ver un cambio a nosotros, pero se sacó a un ministro de un lado y se lo puso en otro. Van a seguir las mismas ideas y procedimientos pero con otra cara visible”.

Otro estudiante, Benjamín Briones, aprovecha la oportunidad para decir que los medios  “muestran cuando dejan la cagá los cabros. Nunca se han aparecido por acá en un mes que llevamos en toma. Somos invisibles para los medios de comunicación”.

EN EL BORDE DE SANTIAGO

Casi al borde de la ciudad está el Liceo Mariano Latorre de La Pintana. Desde el 16 de junio que un puñado de estudiantes mantienen la toma soportando el frío, la lluvia y la indiferencia de la mayoría de los profesores.

Liceo Mariano Latorre

Al momento de visitarlos la mayoría de los chicos que cuidan el colegio estaban durmiendo. La noche anterior fue agitada por radiopatrullas que circundaban el colegio. Los pocos estudiantes que estaban adentro esperaban de un minuto a otro el desalojo. Pero fue otra noche más de desvelos.

Sala de clases del segundo piso del Liceo Mariano Latorre

Este colegio podría ser cerrado de aquí a cuatro años si no mejora el Simce, ya que tiene  uno de los puntajes más bajos de la comuna. Es la peor carie de una dentadura hecha pedazos. “Es muy raro que alguien llegue a la universidad saliendo de este colegio. Algunos tal vez lo quieren… pero la preparación no ayuda mucho” -confiesa David, un estudiante de Iº Medio.

“Te enseñan a hacer un pastel y tienes la mitad del año asegurado” -cuenta Daniel, de IVº medio, para demostrar la calidad de la enseñanza.

En un recorrido fugaz por el colegio nos muestran salas anegadas por la lluvia, baños en pésimo estado y una precariedad absoluta. Terminamos en el segundo piso, donde Daniel se sube la techo para arreglar un lienzo que tiene dibujado un rostro de Lavín como si fuera payaso y que dice ‘La educación es un derecho, no un privilegio’.

El lienzo es el blanco de las piedras tiradas por un grupo de muchachos que van a jugar un partido de fútbol en un potrero ubicado al frente de la escuela. “Tenemos miedo que se metan a robar lo poco que tiene el colegio” – cuenta Daniel.

A ellos nunca ha ido a verlos la tele y rara vez llegó algún grupo de universitarios para impartir charlas, como ocurre en otros colegios movilizados. El colegio mismo es como una isla en el barrio. Hoy la meta es juntar plata para comprar un gas para poder cocinar.

David arreglando el lienzo de su colegio

Una de las pocas actividades hechas durante la toma fue un taller de circo organizado por Camila Martínez, la vocera de la toma que trajo a una escuela circense en la que participaba. Fue el único día de la toma que el patio se llenó de colores, malabaristas y telas. Ahora David espera impaciente un taller de graffitis prometido por un centro cultural.

Hasta ahora han hecho actividades en conjunto con el Colegio Santo Tomás y el Campus Antumapu de la Universidad de Chile. La alimentación la financian macheteando y con aportes del comunal del Colegio de Profesores, quienes les llevan comida y artículos de aseo.

El 16 de junio se sumaron a la marcha de colegios de La Pintana y La Granja. “Partimos marchando unos 100 y llegamos como 500” -cuenta David.

“Hay muchas diferencias con los colegios –recalca Daniel–. Una de ellas es que los profesores estén bien capacitados. Hay buenos profesores aquí, pero son pocos”.

También participaron de la marcha del 30 de junio y volvieron a la periferia con más fuerzas, pese al desgaste. “Uno ve tanta gente, tantos colegios juntos, la alegría, el apoyo…” -cuenta David.

Su petitorio interno es que se mejore la alimentación, la gestión del colegio y se hagan reparaciones urgentes. “Sería muy lindo que nos dijeran que cumplirán todo el petitorio. La TNE gratis durante todo el año, que dejen de cerrar colegios y los arreglen, que los municipales no pasen a ser particulares y sean del Estado” -señala David.

Pero Daniel es más incrédulo y comenta que “los políticos te mienten hasta que les des el voto. Luego salen electos y se olvidan de todo lo que prometieron, así como Piñera”. Daniel estudia Cocina y su deseo es terminar trabajando en un restaurante, un hotel o un casino.

David a sus 14 años ya no cree mucho en el futuro. “No sé de mi futuro, no sé lo que voy a estar haciendo… y por eso estoy luchando” -nos cuenta. Le gustaría ser chef profesional y tener su propio negocio, “pero como están las cosas no creo que pueda lograrlo. Mi familia es numerosa, somos siete hermanos y no creo que todos entremos a un instituto ni que podamos pagarlo”.

Por Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano

SI QUIERE AYUDAR a alguno de estos colegios, sus estudiantes piden:

– Actividades recreativas y culturales
– Alimentos no perecibles: arroz, aceite, fideos, etc.
– LO URGENTE: gas para el Colegio Mariano Latorre


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