Es el capítulo de agresión más brutal que tenga recuerdo este deporte y también por un castigo sin precedentes en esta especialidad.
Se trata de Silvija Sekacic del Zeljzenicar, quien no estuvo de acuerdo con la entrada de una rival y reaccionó de la peor manera, lanzándola al piso, saltando sobre ella y atacándola con intensos golpes de puño en la cara y cuerpo.
Fue tan fuerte su reacción, que ni siquiera el árbitro y las otras jugadoras pudieron separarlas y sólo la sangre de la golpeada detuvo los golpes llenos de rabia de Sekacic.
El resultado fue el peor posible. El comité disciplinario de la Asociación de Fútbol de Bosnia y Herzegovina decidió castigar de por vida a la violenta futbolista y así no podrá volver a pisar una cancha nunca más.