La práctica que utilizan muchas mujeres para terminar con su pareja sin sentir culpa

Hoy se confirmó lo que venías pensando desde aquel día en que cambiaste de opinión y decidiste no verlo sin saber muy bien porqué

La práctica que utilizan muchas mujeres para terminar con su pareja sin sentir culpa

Autor: Andrea Peña

Hoy se confirmó lo que venías pensando desde aquel día en que cambiaste de opinión y decidiste no verlo sin saber muy bien porqué. Aunque tarde, descubriste que no es tu tipo. Tal vez el idilio romántico de las primeras experiencias juntos te llevó a hacerte una falsa idea de quién era realmente y hoy que te libras del velo, descubres que no es como imaginabas.

Estás consciente de que por él no ha quedado: pone todo de su parte para que estén juntos y simplemente algo no te convence. Entre fantasmas del pasado, algunas inseguridades o pequeños detalles, todo es incertidumbre y sólo estás segura de una cosa: no quieres una relación seria con él y debes cortar en sano cuanto antes.


Antes de hacerlo, un sinfín de preguntas invaden tu mente. Sabes que estás actuando de forma errática y buscas una justificación para ello. “¿Cómo le diré, si apenas hace unos días me comportaba como una tonta, perdidamente enamorada?”, piensas. ¿Con qué cara podrías decirle que siempre no? Peor aún: ¿para qué explicarle sobre el caos de tus sentimientos si no lo entenderá?

Sabes que lo mejor es hacerlo sinceramente y dejarle claro que no deseas algo serio con él, pero en vez de eso, pones en práctica el gaslighting: una técnica que consiste en maltratar psicológicamente a otro individuo con el fin de hacerle creer que su visión de la realidad, sus recuerdos o algún hecho del pasado del que está seguro, es falso. Aplicado a una relación sentimental, el gaslighting es capaz de hacer creer a la víctima que su pareja tiene razón en cada declaración y es moral e intelectualmente superior, creando desconfianza y dándole al victimario el control total de la relación.


¿Cómo funciona este mecanismo? Puede que ni siquiera seas consciente del momento en que lo aplicas, a pesar de que sepas que no estás actuando con sinceridad. El primer paso para ponerlo en práctica para terminar una relación ocurre con una mentira, misma que habrá de alimentarse de otras para crear un escenario en el que aseguras, el motivo “real” para poner punto final entre ambos es que no te sientes cómoda con tu pareja por alguna acción o comportamiento irreal que le atribuyes llena de convencimiento.

Algunas de las mentiras típicas están acompañadas de frases como “ya no eres el mismo”, “últimamente eres otra persona” o “no me gusta tu actitud hacia ciertas cosas”. Ante la pregunta expresa de tu pareja para entender de mejor forma a qué te refieres, tus respuestas únicamente darán vueltas una y otra vez, esperando que caiga presa de la desesperación para hacerla uno más de tus “argumentos” para dejar de estar a su lado.

En realidad, se trata de un doble engaño: mientras repites una y otra vez a tu pareja, amigos y a ti misma los supuestos motivos por los que deseas terminar tu relación, la farsa poco a poco toma sentido y se nutre de acciones sinsentido que tomas como evidencias claras. Todo con el fin de liberarte de culpas y asumir que no eres tú quien desea poner fin, sino que sus actos te están obligando a hacerlo.

Conforme pasa el tiempo, las discusiones se hacen más ásperas mientras la balanza pasa a tu lado. Has logrado convencerlo de que se comporta de formas que no son reales, de que tienes razón absoluta en cada palabra que pronuncias y de que es el gran culpable de su inminente ruptura. Lo conseguiste: eres libre otra vez, pero muy en el fondo, tu mente no te dejará descansar tranquila pues sabes que no fuiste sincera y en cualquier momento podrías repetir el patrón sin siquiera darte cuenta.

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