Apremiado por la indignación derivada de la incesante violencia contra periodistas, que ayer se cobró la vida de dos nuevas víctimas, el Gobierno de México reconoció hoy la insuficiencia de las medidas para proteger al gremio y anunció un trabajo coordinado con los estados para encarar la crisis.
Al término de una reunión de seguridad con autoridades del estado de Guerrero efectuada en Acapulco, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, declaró que el Gobierno federal «repudia y condena las cobardes agresiones contra periodistas, y expresa por supuesto sus sinceras condolencias a los familiares».
«Tenemos claro que ante estos actos, las palabras no bastan, que se requiere una respuesta de Estado, que las autoridades estatales y federales debemos seguir tomando medidas para garantizar la labor periodística y cerrar las puertas a la impunidad», dijo.
Osorio explicó que con ese fin se creó el Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, instancia en la que participan representantes del Gobierno y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como periodistas y defensores que en conjunto evalúan casos específicos y definen las medidas procedentes.
Se trata, expuso, de «un espacio que ha venido contando con aportaciones de organismos nacionales e internacionales y que ha brindado protección a más de 530 periodistas y defensores».
«Pero queda claro que no es suficiente; tenemos que ir más allá», dijo el ministro, y añadió que el presidente Enrique Peña Nieto le ha ordenado convocar una reunión inmediata con los gobernadores de las 32 entidades federativas del país para definir acciones conjuntas orientadas a «abordar desde la corresponsabilidad un tema tan importante».
En la jornada de este martes, periodistas mexicanos salieron a las calles para repudiar los asesinatos del comunicador Javier Valdez, en el estado de Sinaloa, y de Jonathan Rodríguez, trabajador de un semanario de Jalisco, cometidos ambos el lunes.
Valdez, ganador en 2011 del Premio Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas y el Maria Moors Cabot, y conocido por su valiente trabajo sobre el narcotráfico, fue asesinado a tiros en Culiacán, capital de Sinaloa. Unas horas después murió Rodríguez, trabajador del semanario El Costeño de Autlán, de Jalisco, en un ataque armado en el que su madre Sonia Córdova, subdirectora del mismo medio, resultó herida de gravedad.