El ají que ostentaba el récord de picor era la variedad ‘Carolina Reaper’, de la especie Capsicum chinense, que se ha considerado el más picante del mundo desde 2013, con más de 2,2 millones de Unidades de Scoville.
Pero eso ya es historia, porque el nuevo ‘Dragon’s Breath chili’ (ají Aliento de Dragón) vino a ganar el primer puesto. Es tan picante que no se puede comer, porque podría quemar las vías respiratorias como si se estuviera respirando fuego, publica IFLScience.
El creador de esta variedad, Mike Smith, es un agricultor frutal y participante en competencias de jardinería de Denbighshire, en Gales, Reino Unido. Smith ni siquiera buscaba este resultado, sino que intentaba crear una planta de ají estéticamente agradable para entrar en el Chelsea Flower Show, un famoso concurso británico donde se premia a la ‘planta del año’.
El ají se cultivó en colaboración con científicos de la Universidad Nottingham Trent, quienes estaban interesados en los usos medicinales del ají como anestésico. Ellos verificaron que el Aliento de Dragón puntuaba más arriba que todos los ajíes conocidos, con 2,48 millones unidades.
La Escala de Scoville mide la intensidad del picor a través de la cantidad de capsaicina. Un índice de 2,48 SHU (Scoville Heat Units) significa que una gota de aceite de este ají se puede detectar en 2,48 millones de gotas de agua, lo que lo hace básicamente peligroso. En comparación, el spray pimienta usado por el ejército de EE.UU. tiene 2 millones de SHU.
«Fue un completo accidente pero no quepo en mí de contento», dijo Smith al medio Telegraph.
Y los científicos creen que si uno intentase comerlo, sus vías respiratorias se cerrarían por el ardor, provocándose un shock anafiláctico que terminaría en la muerte. Sin embargo esto no significa que este ají solo pueda usarse para hacer daño.
El aceite de capsaicina que proviene de esta variedad es tan potente que insensibiliza la piel, lo que le da un gran potencial como anestésico, especialmente para quienes son alérgicos a los analgésicos o para ser usado en países en desarrollo, donde el acceso a los anestésicos es limitado.
El ají tiene una historia de usos médicos, pero mientras no se sepa bien qué hacer con el ají Aliento de Dragón, es mejor mantenerse alejado de él. «Lo he probado en la punta de la lengua y sólo se siente un fuerte ardor. Lo escupí en 10 segundos, porque la intensidad del ardor va en aumento», relata Smith.
El Ciudadano