Las lluvias de la semana pasada provocaron que un verdadero aluvión ingresara nuevamente a Chañaral, comuna que prontamente fue declarada como zona de catástrofe.
El paso de este río de barro dejó 300 viviendas dañadas y más de 2.000 vecinos afectados. La inundación de las quebradas de Cochuelas y Cabrito, sumados a la crecida del río Salado, terminaron por repetir la historia de 2015, año en que se produjo un suceso parecido a este desastre.
En medio del caos surgió la idea de reubicar Chañaral; por lo menos las zonas que comúnmente se ven afectadas. Ricardo Toro, director de Onemi, puso la alternativa sobre la mesa. «Hay que analizar en forma directa en qué zonas se tendrá que estudiar si pueden continuar ahí y reconstruir en el mismo lugar», consignó Emol.
El problema principal, según las autoridades, es la contaminación que se genera a partir de estos fenómenos, que pondría en riesgo la función pulmonar de los habitantes.
Así como surgieron posturas a favor, también aparecieron las visiones en contra. La más clara fue la del alcalde de Chañaral, Raúl Salas.
«En Santiago se desborda un río y a los dos o tres días tienen una comuna limpia. Acá viene un aluvión y tenemos que esperar meses (…) es muy injusto que a estas alturas se nos diga a nosotros que tenemos que cambiar la ciudad, cuando aquí hay un Estado que debe ser responsable. ¿Por qué debemos irnos nosotros si el Estado no ha hecho su pega?», declaró.
El intendente de la región, Miguel Vargas, demostró interés por cambiar el plan regulador que rige en la ciudad.