Pasan las horas desde el lunes 22 de mayo en la noche, pero el impacto y la tristeza siguen latentes. El atentado en el Manchester Arena, en el concierto de Ariana Grande, dejó a 22 personas muertas y 59 heridos. Una gran parte del público de la cantante eran padres con sus hijos, y los momentos que se vivieron fueron muy duros.
Eso es lo que percibió Stephen Jones unos minutos después de las explosiones. El hombre de 35 años es un albañil pero lleva más de un año como indigente durmiendo en las calles de Manchester. Descansaba cerca del lugar cuando comenzó a escuchar gritos desesperados de miles de mujeres… eran las madres.
Luego, en medio del caos, vio a la gente huir… y a padres y madres llorando sobre los cuerpos sin vida de niños, y a otros tratando de limpiar la sangre y heridas de pequeños que seguían con vida. En ese momento, él solamente actuó.
Rápidamente, se acercó a la gente herida y los ayudó. Limpió su sangre y sacó clavos y pedazos de vidrios que tenían enterrados en todo el cuerpo… incluso en sus ojos. Cuando podía, tomaba a las víctimas para llevarlas hacia un lugar seguro.
“Me di cuenta de lo que pasaba cuando vi a niños corriendo, gritando y cubiertos en sangre. Eran muchos. No podría haber seguido viviendo conmigo mismo si no me quedaba.. si simplemente me iba por miedo”.
-Stephen Jones-
Su ayuda fue desinteresada y en el momento pasó desapercibida… pero no para todos. David Sullivan, el co presidente del equipo de fútbol West Ham United, se enteró de su historia y junto a su hijo comenzaron una búsqueda mediante las redes sociales: hasta que lo encontraron.
Para agradecerle, le arrendarán una casa durante seis meses, para apoyarlo y ayudarlo mientras vuelve a establecerse. El resto de la ciudad, y del mundo, lo sigue aplaudiendo porque es considerado un héroe.
Ante la desgracia, también aparece gente increíble. Aplaudimos a todos los héroes anónimos que con valentía ayudaron fuera del Manchester Arena, y seguimos mandándole nuestra fuerza a las familias afectadas.
VÍA UPSOCL