Trabajando para el enemigo

No voy a revelar ningún nombre, no voy a revelar ninguna marca, ni ninguno de mis clientes

Trabajando para el enemigo

Autor: Director

No voy a revelar ningún nombre, no voy a revelar ninguna marca, ni ninguno de mis clientes. Sólo les diré que trabajo para el enemigo. ¿Quién no lo hace estos días? Escaparse de contribuir con el sistema es una tarea titánica. Felicito a aquellos que viven del arte o de hacer el bien. Sin embargo, creo que no me equivoco cuando digo que más del 80% de los chilenos trabajamos haciendo el mal, sin quererlo. Lamentablemente, yo pertenezco a ese porcentaje.

Me titulé de periodista hace menos de dos meses. Hice mi tesis de un tema social y comprometido. Al arrojarme al mercado laboral, me di cuenta de que NO HAY trabajos que contribuyan al mundo en un sentido similar a mi compromiso social. Hay cupos en canales de televisión tradicionales, que mienten y omiten información deliberadamente, hay trabajo en el área de comunicaciones de empresas que desnudan nuestros bolsillos y lucran con nuestras necesidades.

Sí, hay trabajo. Capaz que ya haya más de un millón de nuevos empleos, como lo prometió Piñera. Pero unos empleos terribles. De mierda, si me permiten decirlo. No sólo porque exprimen más de 40 horas semanales de nuestra vida y porque el sueldo, en muchos casos, es miserable. Sino porque, más encima, nos hacen contribuir a que este sistema se fortalezca y funcione como reloj. Para mí, como crítica al modelo, es humillante.

Me considero una feminista. Creo que la reivindicación de la mujer es un trabajo por el que hay que pelear. Sin embargo, trabajo en una agencia digital que llena las redes sociales de productos de limpieza. ¿Cuál es mi pega? Preguntarles a las dueñas de casa si ya lavaron los platos y recomendarles una marca para limpiar con más felicidad. Va en contra de todos mis principios, pero lo hago. ¿Por qué? Por plata. Es vergonzoso y me pone en jaque todas las mañanas cuando me levanto para ir a la oficina.

Obviamente, hay lugares en donde el compromiso social, las ideologías y los discursos reivindicativos están presentes. Pero se convierten en un apostolado. No es ningún secreto que el sistema privado remunera mejor que el público o aquellos con enfoque social. Por eso, mientras no consiga un trabajo más noble, apelo al trabajo en paralelo, a la difusión de pensamientos para hacer de este planeta un lugar habitable, con igualdad y respeto.

Me he convertido en un ser con personalidad múltiple, con una identidad secreta. Periodista por el sistema privado de día, justiciera de noche. Mi lado oscuro es mi actividad preponderante, la cara que muestro a diario. Mi identidad secreta,  son ideas que no puedo compartir con mis colegas, sino a ustedes ahora, en voz baja. Qué paradójico.

Por A+rñ– U.

Texto -de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):


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