En la prehistoria existían animales que en la actualidad parecen salidos de nuestras pesadillas, Te puedes encontrar con dientes enormes, ojos saltones, seres de tamaños impensables para nosotros abundaban anteriormente.
Por ello te dejamos los seres más espeluznantes que existían en la prehistoria.
‘Dunkleosteus’
Este pez gigante y carnívoro vivió durante el Devónico tardío, hace unos 370 millones de años. Medía 6 metros de largo y podía pesar hasta 1 tonelada. Se le llamaba el pez de hueso oscuro, dado que en realidad su boca no estaba compuesta exactamente de dientes, sino de huesos: su mordedura era tan potente como la de un cocodrilo.
Los primeros restos fósiles de este pez se hallaron en 1867, y desde entonces se han encontrado más restos por toda América del Norte, Europa y África. Era uno de los mayores depredadores de las aguas del Devónico, y se sospecha que tenía conductas caníbales. Era capaz de comerse a otros ejemplares de su misma especie.
Gorgonopsia
Aunque su aspecto se parece al de un dinosaurio, no lo es, sino que se trata de un reptil gigante que vivió mucho antes, hace unos 250 millones de años. Era uno de los principales depredadores sobre la Tierra durante la etapa del Pérmico Superior. Su aspecto era aterrador, dado que poseía dientes de sable, con los que capturaba fácilmente a sus presas.
Esta especie desapareció tras la extinción masiva del Pérmico, que acabó con el 80% de las especies vivas del planeta.
Liopleurodon
El liopleurodon vivió en el periodo Jurásico, momento en que dominó los mares debido a su gran tamaño y sus capacidades como depredador. Podía pesar hasta 50 toneladas y medir entre 6 y 7 metros. Perteneció a una orden superior de especies, los pliosaurios, cuyos dientes eran 8 veces más potentes que las del gran tiburón blanco, con 70 centímetros de largo. Además, las aletas de estos animales podrían medir unos 3 metros de largo.
Madtsoia
Podía pesar más de 1 tonelada y medir entre 15 y 20 metros. Se trata de la serpiente más grande que ha poblado la Tierra. La Anaconda, la más grande que se conoce en la actualidad, no supera los 8 metros y los 200 kilogramos de peso. Los científicos no están seguros del periodo exacto en el que vivió, pero se estima que sobrevivó durante muchos millones de años: probablemente comenzó a existir hace 90 millones de años y se extinguió hace solo 2 millones de años.
Meganeura
La meganeura es un ejemplo de los artrópodos que vivieron hace 300 millones de años, de las primeras criaturas que pisaron la Tierra, durante el periodo Carbonífero. En esta etapa, las concentraciones de oxígeno se dispraron en el planeta Tierra, lo que permitía que los sistemas respiratorios de estos animales fueran más eficientes, lo que facilitaba su enorme tamaño. La meganeura era una especie de libélula, pero del tamaño de un águila actual. Como ella, había milpiés de más de 2 metros de longitud, y arañas y escorpiones del tamaño de lobos.
‘Tyrannosaurus rex’
El dinosaurio asesino por excelencia se hizo popular en la popular saga de Stephen Spilberg Jurassic Park, pese a que vivió en el Crecático Superior, hace unos 68 millones de años. Podía pesar hasta 7 toneladas y medir 13 metros de largo y 4 de alto. Como buen terópodo, mantenía su elevado peso sobre dos patas. El Tyrannosaurus rex, que significa «el rey de los lagartos tiranos», podía alcanzar una velocidad de unos 30 kilómetros por hora y, en cada mordisco, era capaz de arrancar más de 200 kilos de carne.
Megalania
Este reptir carnívoro dominó Australia durante el Pleistoceno, hace 40 mil años. Los científicos no se ponen de acuerdo respecto a su peso que, según las estimaciones, oscila entre los 300 kilogramos y las 2 toneladas. Lo mismo ocurre respecto a su longitud, dado que no se ha hallado una estructura ósea completa que permita realizar una reonstrucción fiable. A pesar de ello, se trata del mayor reptil de la familia Varanidae que ha poblado la faz de la Tierra.
Dilophosaurio
De 7 metros de longitud, y de unas 3 toneladas de peso, este depredador vivió en el Jurásico Temprano, hace unos 125 millones de años. Poseía patas largas y musculosas, lo que le convertía en un animal muy veloz. Esta característica, junto a unos 12 dientes maxilares, le convertían en el cazador ideal. Lo que más llama la atención de su aspecto, no obstante, son sus crestas readondeadas alrededor de su cráneo. Los científicos no han encontrado ninguna función concreta en estas crestas, más allá de adornar.