El domingo 28 de mayo la selección nacional de fútbol femenino jugó contra su símil de Perú en el Estadio Nacional. Cerca de 12.000 personas presenciaron la victoria por 12 goles a 0 de las chilenas. Sin embargo, a pesar de sus grandes condiciones como jugadoras, la importancia que debiera tener y el interés emergente que existe, esta fue la segunda vez en la historia que se les ha permitido usar el Estadio Nacional. A ello se suma que el partido no fue transmitido por ningún canal, lo que no sólo deja fuera a quienes viven en regiones, sino que profundiza las diferencias que se viven en esta disciplina.
Una de las primeras barreras que enfrenta el fútbol femenino es adentrarse en un deporte altamente masculinizado. Se sigue tratando el fútbol como un deporte exclusivamente de hombres, con lo que se naturaliza el poco desarrollo y oportunidades que tienen las mujeres que lo practican. Ramas de fútbol femenino son cerradas y coartadas desde la época escolar, dificultando incluso el cambio de paradigma social. A las futbolistas se les insulta de muchas formas desde temprana edad, con el principal argumento de una supuesta falta de feminidad.
A tal punto llega el sexismo, que Joseph Blatter, ex presidente de la FIFA, señaló en una oportunidad que las mujeres deberían “usar pantalones cortos más ceñidos” para cambiar el look y atraer más espectadores. Además, demostró no saber las reglas sugiriendo falsamente que las mujeres jugaban con una pelota más liviana.
Además, sufren una constante invisibilización: se les niegan reconocimientos, su existencia y son dejadas de lado. Una clara muestra de esto puede verse con el Mundial Femenino Sub 17 del 2010. La selección femenina consiguió clasificar al mundial de Trinidad y Tobago luego del vice campeonato conseguido en Brasil, hace siete años. No obstante, cuando la selección Sub 17 masculina clasificó al mundial de este año, los medios señalaron que era un logro que no sucedía hace dos décadas. “Duele ni si quiera que no nos valoren, sino que no existimos” comentó en su momento a La Tercera Iona Rothfeld, seleccionada nacional y ahora presidenta de la ANJUFF (Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino).
En Chile, el fútbol femenino tiene condiciones similares al fútbol amateur: las jugadoras no reciben sueldo, por lo que no pueden vivir de esta actividad. En algunos casos incluso tienen que pagar para formar parte del club. Debido a esto, las futbolistas tienen que compatibilizar trabajo o estudios con sus entrenamientos y partidos oficiales. Si necesitan moverse de ciudad para disputar un encuentro, han de sacrificar tiempo de estudio o días remunerados. Incluso, los clubes tampoco facilitan seguros de salud, por lo que si una jugadora sufre una lesión o enfermedad, el costo asociado corre por cuenta personal.
Por otra parte, las condiciones en las que juegan son malas. Les pasan las peores canchas y usualmente no cuentan con equipo ni materiales adecuados. Sus partidos no son transmitidos y tampoco tienen auspiciadores, como para incentivar inversión alguna de parte de los clubes. Y estas paupérrimas condiciones ni siquiera les aseguran alguna estabilidad en la actividad. En 2016, los clubes Audax Italiano y Unión Española cerraron sus ramas de fútbol femenino argumentando falta de recursos, difusión y apoyo.
Experiencia internacional
En Europa, el fútbol femenino ha dado grandes pasos. Los clubes son profesionales, cuentan con auspicios, regulación de sueldos y los partidos se transmiten en vivo. Estos países han desarrollado esta disciplina gracias a un extenso aporte de sus respectivas federaciones y ciertas regulaciones de la confederación europea. Alemania ha sido el país con más avances, lo que se refleja con siete copas europeas y dos copas mundiales. Estados Unidos y Japón también han logrado grandes avances, logrando llegar ambos países a las últimas dos finales de mundiales realizadas, ganando una cada uno. Por otra parte, en Latinoamérica, México, Colombia y Venezuela ya tienen ligas profesionales de fútbol femenino instauradas el último año, con sus primeros campeonatos disputándose este año.
Un gesto favorable se ha producido de parte de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol), la cual exige que los clubes participantes en competencias internacionales, a partir del 2019, deberán “tener un primer equipo femenino o asociarse a un club que posea el mismo”. Con esto, los equipos tendrán que “proveer de soporte técnico y todo el equipamiento e infraestructura (campo de juego para la disputa de partidos y de entrenamiento) necesarias para el desarrollo de ambos equipos en condiciones adecuadas”. Sin embargo, esto todavía no asegura una profesionalización del deporte, dejando fuera contratos, pagos de sueldos y seguros de salud.
Desafíos
En Chile, existen dos organizaciones dedicadas a mejorar las condiciones del fútbol femenino. La ANJUFF, Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino, cuya misión “nace de la urgencia de regular las bases y condiciones en las que se desarrolla esta disciplina”. También contamos con la COFFUF (Corporación de Fomento de Fútbol Femenino), que nace con la intención de “hacer que cada día más niñas, jóvenes y mujeres descubran en el fútbol un deporte entretenido, social y competitivo”. Con este fin, organizaron el partido de la selección femenina en el Estadio Nacional, dejando la entrada gratuita para demostrar el interés que existe. Asimismo, antes del amistoso internacional, se jugó la final de la copa de fútbol amateur femenino, también organizada por la COFFUF, dando la oportunidad a estos equipos de jugar dicho recinto con un público inimaginable, por ahora, para la actividad.
Todavía falta mucho por lograr en el fútbol femenino, son grandes y diversos los desafíos: igualar las condiciones técnicas y económicas de las futbolistas a las de sus pares hombres y entregar formas de difusión adecuadas. Por nuestra parte, te invitamos a revisar imágenes del partido, difundir esta actividad y mostrar que el interés por el fútbol femenino existe.