A juicio del analista internacional de la televisión pública argentina, el interés que han despertado sus análisis en los chilenos dice mucho de las falencias de los medios criollos, los que tienen un discurso esquizofrénico al condenar la violencia en protestas y a la vez atiborrarnos de películas de acción. Brieger también cuenta que toda esta idea de educación privada y con fines de lucro para los argentinos es como de extraterrestres.
Un atiborrado patio de la casa central de la Universidad de Chile fue el que recibió al analista internacional de la televisión pública argentina, Pedro Brieger. Los estudiantes coparon el patio y los balcones durante más de una hora que duró la intervención de quien se hiciera famoso en las redes sociales por la capacidad de explicar el conflicto estudiantil en Chile más allá de las imágenes de violencia a la que nos tienen acostumbrados los medios criollos.
Brieger se desempeña en radio y televisión. En mayo del 2010 recibió por segunda vez el premio Martín Fierro a la mejor labor periodística de la TV. Su programa, ‘Visión 7 Internacional’, el 2009 obtuvo el premio como mejor noticiero de la televisión trasandina.
-¿Qué sensación te deja que después de cada protesta en Chile a través de las redes sociales se invita mucho a ver tus comentarios en televisión?
-Para mí fue una sorpresa que me di cuenta hace poco más de un mes. Empezamos a recibir cartas de Chile que elogiaban al programa Visión 7 (que ahora va los viernes a las 22:30). Nos dimos cuenta de que fue muy visto en Youtube. Al hacer un análisis de quiénes veían el informe sobre Chile, descubrimos que la mayoría eran chilenos. Nos miraban mucho en Paraguay, en Bolivia y algo en Ecuador, pero no sabíamos que nos estaban mirando en Chile, cosa que fue un boom. Explotaron las visitas y nos llegaban varios mensajes.
-¿Qué decían?
-Ustedes dicen lo que los grandes medios de comunicación no están contando.
-Ese dato dice mucho de la prensa chilena.
-El hecho que ustedes miren la televisión argentina para escuchar una voz diferente a la voz hegemónica de los medios de comunicación chilenos dice mucho de ellos mismos y la percepción ciudadana frente a los medios. Yo no soy quien para hacer juicios de la prensa en Chile, eso lo tienen que hacer ustedes.
-¿Qué medios revisa de acá?
-Cuando me entero de lo que sucede en Chile no me baso sólo en los grandes medios. Intento leer la prensa chilena de la forma más amplia posible. Así fui descubriendo a El Mostrador, El Ciudadano, El Clarín o El Pingüino Austral, que conocí con el conflicto del gas en Magallanes. Cuando me entero de algo, lo que más trato es conocer la prensa local, escuchar las radios del lugar, porque son los medios que mejor reflejan el conflicto.
-¿Qué se sabe en Argentina del conflicto entre el Gobierno y los estudiantes?
-En Argentina el concepto de educación pública es muy fuerte. Hoy la mayor parte de las clases políticas, gerenciales, económicas e intelectuales son egresados de la educación pública. Para un argentino medio toda esta idea de educación privada y con fines de lucro como existe en Chile es como de extraterrestres, muy raro. Y si uno estudia más el complejo sistema educativo del lucro es más extraño aún, con todas las diferencias que hay. Si bien allá tenemos universidades privadas, algunas de muy buena calidad, o colegios secundarios, hay una tradición muy grande de un sistema educativo público. Los colegios más importantes son públicos, gratuitos y considerados los mejores.
CREATIVIDAD O UN AUTO INCENDIADO
-¿Qué es lo que te ha llamado más la atención de este movimiento?
-La creatividad por sobre todas las cosas. Creo que el desarrollo de la capacidad de dirigirse a la más amplia ciudadanía provocó una simpatía de amplios sectores. Mostré en la televisión argentina muchas cosas muy creativas, como el suicidio masivo que hicieron en la peatonal; el video que hizo una estudiante de periodismo de Valparaíso, Karen Undurraga, que me parece muy bueno. También la besatón y el thriller. Me pareció muy diferente a las marchas tradicionales con las personas y banderas típicas. Hay un despliegue de creatividad muy grande.
-En nuestra televisión la imagen que más se repite son hechos de violencia y los encapuchados…
-Critico mucho eso en los espacios que tengo, no sólo a raíz de esta protesta en Chile. Vengo diciendo hace años respecto de diversos escenarios políticos cuando las grandes cadenas de televisión van detrás de un coche incendiado o alguien que rompe una tienda. Es interesante, por ejemplo, lo que pasó hace pocos días en Londres con las violentas protestas: escuché el testimonio de alguien que decía que hace un mes hicieron una manifestación de unas dos mil personas y los medios de comunicación ni los cubrieron.
-Acá hay un problema respecto de la comunicación. Los grandes medios no van a una velatón, es mucho más atractivo ver encapuchados rompiendo ventanas. Esto es un concepto ideológico del periodismo. Es más atractivo y se vende lo que es así porque así se criminaliza la protesta y se genera un rechazo en la población.
-Pero las imágenes de violencia ocurren efectivamente.
-Por supuesto que hay que mostrarlo. Pero si hay una marcha de cien mil personas por la educación y hay cien personas encapuchadas destruyendo vidrieras, le daría un espacio proporcional a lo que eso representa de la movilización. La creatividad desplegada da para una hora y escasos minutos a la violencia si queremos ser proporcionales a lo que efectivamente acontece. Hay una gran diferencia entre las protestas que ha habido en Chile con las de Londres, donde efectivamente la expresión fue violenta.
-¿Qué se puede entender de una movilización a partir de la imagen de un auto incendiándose?
-La imagen de un auto incendiándose no te permite comprender nada. La violencia tiene una imagen negativa, sobre todo en un contexto de un gobierno democrático.
-Sobre todo cuando el protagonista es un chico encapuchado.
-Exactamente. La mayoría de la población no se puede identificar con un encapuchado que rompe una tienda, tampoco con uno que incendia un automóvil. Pero la mayoría sí se puede identificar con un thriller por la educación, con una besatón, con jóvenes ridiculizando a los carabineros… en fin… porque es divertido, es agradable a la vista, es simpático.
-¿Hay inocencia en la selección y el enfoque con que se va a cubrir una marcha?
-La inocencia ni la objetividad existen en esto. El periodismo ha vendido durante mucho tiempo el sentido de la objetividad. Somos todas personas con ideología, con formación, que miramos a la sociedad de uno u otro modo.
-Al concentrarse en encapuchados parece haber un intento de deshumanizar a quienes protestan.
-Sí, por ahí va el afán de mostrar tanta violencia. Lo que también es responsabilidad de los que van encapuchados a las marchas a romper cosas. Pero ellos son una ínfima minoría. Cuando hay miles de personas en una marcha, cien de ellos son irrelevantes. Encapuchados existen en todos lados. Acá, en Francia o en Italia. Claro que lo que pasa acá es muy diferente a la situación vivida en Egipto, donde la respuesta era de violencia a los carros de la policía que salían a matar y se entiende el enfrentamiento a las fuerzas de orden. Algunos les gusta jugar a la revolución, pero son pocos.
-Llama la atención que los mismos canales que se espantan con la violencia nos han atiborrado de películas de una violencia multiplicada donde un gringo en pocos minutos de una película mata a cien personas.
-Es muy interesante esto. Hay un discurso esquizofrénico de los medios. Por un lado se condena la violencia, pero al rato vemos a Bruce Willis matando a no sé cuanta gente y todo el mundo se identifica con Bruce Willis.
-Nos puedes dar algunas coordenadas para informarse en este mar de desinformación que son los medios masivos.
-Primero hay que ir a la fuente, a la prensa local. Después veo otra prensa que me añada elementos. Veo mucho la cadena Al Jazeera o acá a El Ciudadano porque tienen enfoques interesantes que me permite contrarrestar los discursos hegemónicos o contrastar lo que hallaba en los grandes medios.
-¿Las protestas en Chile son una señal de resquebrajamiento del modelo neoliberal que el país se ha preocupado tanto de vender como un modelo consolidado?
-El mito se está quebrando. Los gobiernos de Chile han desplegado para afuera un tremendo marketing para vender su modelo como exitoso. Y lo que pasa ahora es que se están cuestionando las instituciones heredadas de la dictadura. Los jóvenes están resquebrajando ese mito. Más allá de mi valoración, ustedes lo están haciendo porque deben considerarlo realmente importante.
+ INFO: www.pedrobrieger.com.ar
Por Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano