Saif al Islam, uno de los hijos de Muamar al Gadafi, fue puesto en total libertad, anunció este sábado la milicia que lo retenía desde hace más de seis años en la ciudad occidental libia de Zintan.
En un comunicado difundido a los medios, la milicia «Abu Bakr al Siddiq» explicó que el segundo vástago del dictador derrocado y uno de sus favoritos fue liberado el viernes y de inmediato abandonó la ciudad en la que fue capturado en noviembre de 2011, poco después del asesinato de su progenitor.
«Hemos decidido liberar a Seif al Islam al Gadafi. Ahora es libre completamente. Confirmamos que abandonó Zintan en el mismo momento de su liberación, ayer 14 de Ramadán», subrayó la milicia en su nota.
Licenciado en la London School of Economics en 2008, Seif al Islam se convirtió en esos años en la cara amable del régimen de Al Gadafi, en un posible sucesor bien conectado en el Reino Unido e Italia que trataba de sostener el intento de la reconciliación de su padre con la comunidad internacional.
Una política que mantuvo en los primeros meses del estallido de la revolución libia y la intervención de la OTAN al ofrecer la celebración de elecciones, oferta que fue rechazada por los rebeldes y la comunidad internacional.
En junio de ese año, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de arresto contra el y contra su padre por crímenes de lesa humanidad y fue acusado asesinato y torturas de civiles, delitos que siempre ha negado.
Posteriormente, fue capturado en la ciudad meridional de Sebha por las milicias de Zintan el 19 de noviembre de 2011, un mes después del asesinato a golpes de su padre en la ciudad central de Sirte, cuando al parecer trataba de huir del país a través de la frontera con Níger y trasladado a Zintan.
Tras un juicio en ausencia muy criticado, Seif al Islam fue condenado a muerte por un tribunal de Trípoli, sentencia que no fue reconocida por sus captores, que siempre se negaron a entregarlo tanto a las diferentes autoridades en la capital como al tribunal internacional. Desde julio del pasado año vivía en un régimen de semi libertad, controlado aún por las milicias de Zintan, pero con libertad para recibir a todo tipo de visitantes.
Designado jefe de las tribus del oeste de Libia, ha formado una plataforma de nostálgicos del antiguo régimen muy activos en Túnez y en el oeste de Trípoli, desde la que se pide el regreso al poder de la familia Al Gadafi como única vía para solventar la crisis que atraviesa el país. Y es que Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de al Gadafi.
Seis años después, dos gobiernos se disputan el poder, uno en el oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo liderazgo de Hafter, que controla más de 60 por ciento del país. A ellos se suma la poderosa ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial libio, y decenas de grupos armados de todo tipo que cambian a menudo de alianzas.
La situación ha favorecido el desarrollo de mafias dedicadas tanto al contrabando de petróleo como de armas, drogas e incluso de personas, y de grupos yihadistas y salafistas vinculados tanto al grupo yihadista Estado Islámico como a la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y los tunecinos de Ansar al Sharia, que se extienden por todo el país.