Los recursos usados en Chile en energías renovables no convencionales disminuyeron en 2016 en más de un 70% respecto de 2015, afirmó la secretaria ejecutiva de la red mundial de políticas de energía renovable, REN21, Christine Lins. En una entrevista con la agencia EFE, la directiva aseguró que esta considerable baja se debió a las subastas tardías y a los retrasos en la obtención de capital para proyectos que ganaron capacidad en licitaciones.
«Vemos que estos obstáculos son similares en muchas partes del mundo, pero por otra parte, Chile fue muy exitoso en el ámbito de la energía solar, y la minería empujó fuertes desarrollos en el norte, a fines de 2016 y principios de 2017», explicó Lins. En dicho período, el país registró una capacidad suficiente de energía solar para satisfacer al menos el 2% de su demanda de electricidad.
Chile celebró el año anterior su subasta de energía más grande hasta la fecha, para suministrar 12.430 gigavatios de electricidad anualmente, durante 20 años. Según el Informe sobre la Situación Global de las Renovables 2017 (GSR, por sus siglas en inglés), la energía eólica recibió el 40% de la capacidad disponible, y el precio más bajo del mundo para la generación de energía solar fotovoltaica, de 29,10 dólares por megavatio, también se licitó.
Con estos antecedentes, el país se posicionó como el principal instalador de energía solar fotovoltaica en Latinoamérica y el Caribe, a la vez que se ubicó en el décimo lugar a nivel mundial. Actualmente, además, Chile es uno de los países líderes en el desarrollo de energía solar en el mundo, gracias a su mayor fuente de poder ubicada en el norteño desierto de Atacama, el más árido del Planeta.
Con una inversión superior a los 3.000 millones de dólares destinados a proyectos de energías renovables en los dos últimos años, el Gobierno ha propiciado su uso en la agricultura, las viñas, las escuelas y hasta en el metro subterráneo de Santiago, una iniciativa pionera en la región. En relación a Latinoamérica, «la inversión fue superior en 2016 en comparación con otros continentes, ya que es una zona «prometedora, con muy bajos precios, y buenas opciones de proyectos en Brasil, México, Argentina y Chile», dijo Lins.
De acuerdo al sondeo, en 2016 la industria de energías sustentables estableció un máximo histórico de potencia instalada, de 161.000 megavatios. Esta cifra equivale a un incremento de la capacidad total mundial de alrededor del 9%, donde la energía solar fotovoltaica representó un 47% de la potencia añadida, seguida por un 34% de energía eólica y el 15,5% de hidráulica. Lins explicó que este tipo de energías se están convirtiendo en la opción más barata a nivel internacional, lo que las vuelve más tentadoras y atractivas para los inversionistas.
El informe mencionó a países como Dinamarca, Egipto, India, México, Perú y Emiratos Árabes Unidas, donde hay opciones para producir electricidad renovable a un valor muy por debajo de lo que cuesta con combustibles fósiles.
Pese a estas bondades, REN21 reveló que este recambio hacia fuentes de energías renovables no ocurre a la velocidad deseada por los expertos, lo que pone en peligro las metas pactadas en el Acuerdo de París por 195 países, para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. La secretaria ejecutiva planteó la necesidad de agilizar el despliegue de los proyectos de energías renovables, con el fin de propiciar el cambio y satisfacer las demandas de todos los sectores de la industria y la población.
También llamó a los Gobiernos a planificar sus inversiones e incentivar la participación en sus proyectos de licitación, con el fin de potenciar el interés por las energías sustentables. «Hay más de 80 países alrededor del mundo que se han comprometido a cambiar sus fuentes de energías en un 100%, para rebajar los costes de la energía y traer beneficios», precisó.
REN21 reveló en su informe que hoy existe una transición energética mundial en marcha, con nuevas adquisiciones de capacidad instalada de energías renovables, en compañía de una rápida caída de los costos. La entidad multinacional sin fines de lucro, con sede en París, destacó en su sondeo la posibilidad de incorporar la electricidad sustentable sin una «carga base» o un respaldo en caso de que falle la fuente solar o de viento.