Los gatos se las han arreglado exitosamente para manipular a los humanos y conseguir el dominio del planeta. Este animal se encuentra en todos los continentes, con excepción de la Antártica, pero no hizo su trabajo solo, sino con la ayuda de sus esclavos bípedos. Ahora, un grupo de bípedos científicos descubrió el momento preciso de la historia en que los gatos domésticos comenzaron su conquista mundial.
Se sabe que el gato doméstico desciende del gato salvaje, de nombre científico Felis silvestris. Este felino es nativo de Europa, África y gran parte de Asia, y se divide en cinco subespecies establecidas. Los esqueletos de todas estas especies lucen idénticos, pero al analizar genéticamente los restos de 352 gatos desde Namibia hasta Francia, que datan de entre los 9.000 y los 100 años, los investigadores pudieron ubicar los lugares en que estos animales cruzaron la línea entre lo salvaje y lo doméstico por primera vez.
Sus resultados confirmaron lo que muchos investigadores habían vislumbrado; que todos los gatos domésticos descienden de una sola subespecie: el Felis silvestris lybica, de hace unos 10.000 años, el que probablemente fue criado por los agricultores para controlar plagas. Pero más que un solo origen, la domesticación de los gatos pudo haber ocurrido en dos lugares de oriente.
«Todavía no está claro si los gatos domésticos de Egipto descienden de los gatos importados desde el oriente cercano o si una segunda domesticación diferente tuvo lugar en Egipto”, dice Claudio Ottoni, coautor del estudio publicado en Nature Ecology and Evolution. El investigador recalcó que para estar seguros de estos hallazgos, será necesario realizar más estudios.
Externamente, los gatos parecen candidatos poco aptos para el proceso de domesticación, porque son solitarios, territoriales, depredadores y sin una estructura social jerárquica. Aun así, estos animales han dispersado su influencia por todo el mundo. Los investigadores piensan que los felinos se esparcieron a lo largo de las rutas de inmigración y comercio, y que lo hicieron desde Egipto. Hasta tal punto habría sido la influencia del imperio faraónico, que incluso un asentamiento Vikingo en la costa del Báltico contiene los huesos de un gato Egipcio.
El análisis de ADN de los restos de los gatos antiguos también ofreció a los autores una visión de cómo habría sido los colores y patrones de su pelaje. Esta información ayuda a entender por qué, o de qué manera, estos animales comenzaron a ser domesticados.
Los investigadores encontraron que los gatos del antiguo Egipto tenían un manto de rayas parecido al que aparece en las representaciones pictóricas encontradas en las tumbas, y que esta coloración dominó por miles de años. También descubrieron que fue recién en la Edad Media cuando surgió una variación con rayas y manchas en el suroeste de Asia, la que se esparció por Europa.
Esto sugiere que por la mayor parte de la historia de la domesticación de los gatos, sus dueños no estaban preocupados de su estética, sino que los mantenían principalmente por razones prácticas, es decir, para controlar a las plagas.
Nota de IFLScience
Versión español, El Ciudadano