Enorme tensión ha generado en Siria el derribamiento de un avión SU-22 por fuerzas militares estadounidenses.
El hecho, justificado por la administración de Donald Trump como «autodefensa», ocurrió cuando la aeronave siria bombardeaba a combatientes del Estado Islámico en el sur de Tabqa.
«Siria volaba sus jets en territorio soberano sirio, desplazándose para atacar a jihadistas de Al Qaeda («rebeldes moderados») que operan ilegalmente en territorio sirio, apoyados por fuerzas estadounidenses», informó el editor del sitio web The Duran, Alex Christoforou.
Ya que EEUU no ha sido invitado a combatir a ISIS en tierras sirias, en la práctica estaría «invadiendo y ocupando el este» de la nación de forma ilegal, agregó.
Para empeorar las cosas, enfatizó Christoforou, el gobierno de Trump sigue la política de financiamiento de Obama a «terroristas de Al Qaeda», como ejército satélite para controlar el área y dividir «lo que antes era un país unido».
En respuesta a la agresión, Rusia anunció que su sistema de misiles tierra-aire empezará a monitorear más de cerca la actividad norteamericana. Por su parte, el ex embajador de EEUU en Siria, Robert Ford, advirtió sobre el peligro que representaría este incidente en la región.
«Si los estadounidenses continúan apoyando a sus aliados sirios en el territorio y no se llega a acuerdo con Assad, hay un riesgo verdadero que esto escale… podría ser asimétrico. La fuerza aérea de Assad podría no desafiar la nuestra, pero atención a carros bomba, emboscadas y ataques regulares a nuestras fuerzas», indicó.
La medida fue aplaudida por centros de estudios «neoconservadores» como el Heritage Foundation’s Margaret Thatcher Center for Freedom, cuyo director, Nile Gardiner, puso en duda que Rusia tome represalias, ya que Turquía echó abajo uno de sus propios aviones en 2015 y el Kremlin «nada hizo».
«Washington ha enviado un mensaje claro a Moscú de que las cosas no son como antes», indicó.
En tanto, Danielle Pletka, vicepresidenta senior de política exterior y defensa en el American Enterprise Institute, quien ha estado a favor de que EEUU intervenga en Siria, afirmó que «la escalada hacia un fin particular es algo bueno, pero no así una escalada sin propósito ni fin».