China está experimentando un proceso de desarrollo acelerado. Desde la construcción de bases militares en el océano hasta parques eólicos y solares, esta expansión parece tener un ritmo frenético. Una de las naciones más grandes y pobladas del mundo está decidida a ser líder mundial en todo lo que se propone.
Esto también incluye a la ciencia y la tecnología (C y T). En 2014, año del caballo de madera, varios informes señalaban que el gasto chino en C y T estaba aumentando drásticamente, en comparación con Japón, Estados Unidos y la UE. En 2008 China superó a Japón y en 2013 eclipsó a la UE. A este ritmo, China va a superar a Estados Unidos en 2019, como publica una editorial en el medio IFLScience.
Como señala un artículo de autor, publicado en la revista JCI Insight, parece que esta proyección está a punto de cumplirse. Aunque Estados Unidos sigue estando en primer lugar, en pocos años bajará al segundo, por efecto del aumento del gasto de China en C y T.
En el año 2000, China gastó el 12% de lo que Estados Unidos invirtió en C y T, pero en 2015, China ya había aumentado a un 75% comparado con el país norteamericano. Mientras el financiamiento se ha estancado en la mayoría de los demás países principales, la nación americana muestra signos preocupantes de abandono en esta área.
La administración Trump está haciendo recortes históricos a los programas federales de ciencia que afectan a toda el área. Aunque el Congreso está mostrando resistencia a estos recortes, y desde todos los lados, la tendencia general sigue siendo a la baja y no hay signos de otras intenciones.
Hace unos meses, un informe destacó que la participación del gobierno de Estados Unidos en el financiamiento de la ciencia alcanzó un nivel récord. En los años ’60, el gasto de gobierno en ciencias era de un 70%, pero hacia 2004 esta cifra había descendido al 61%. En 2013 cayó al 50% y ahora está justo por debajo de la mitad.
El aporte del sector privado y los filántropos, por otro lado, ha aumentado marcadamente durante el mismo período, en particular los últimos 10 años. Pero esto no es suficiente para detener la tendencia general. El mensaje que se está transmitiendo desde Estados Unidos es que el país está menos interesado en hacer ciencia, y que no tiene inconvenientes en que esta se privatice.
Pero China está avanzando directo hacia un futuro científico y tecnológico. Sus planes de gastos en esta área exigen un aumento colosal; incluso firmando acuerdos con algunos estados de la nación norteamericana de manera individual, para desarrollar nuevos esquemas tecnológicos en vías de neutralizar las emisiones de carbono en el futuro.
Un equipo de la Universidad de Michigan investigó en seis revistas científicas de primer nivel –incluyendo Nature, Science, Cell y The Lancet– y también encontró que aunque EEUU sigue estando a la cabeza del mayor número de descubrimientos científicos –particularmente en biomedicina–, en este momento China es un rival desafiante.
China ocupó el puesto 14 en biomedicina el año 2000, pero desde 2015 está cuarto. Esto, para cualquier estándar, es un aumento vertiginoso.
La manera en que se ha desarrollado el acuerdo de París, sugiere que el futuro será colaborativo y menos competitivo para la ciencia. Claramente China está feliz de firmar acuerdos en este sentido, como se ha podido ver por su acuerdo climático independiente con California, y por su manifiesto compromiso con dejar atrás las emisiones de carbono, que por mucho tiempo lo han hecho ver como uno de los países peor parados en términos ambientales.
En este nuevo estudio, el equipo observa que «el porcentaje de manuscritos básicos y clínicos en revistas de alto rango, que incluyen colaboraciones internacionales, aumentó de un 26% del total de publicaciones en 2000, a un 47% en 2015».
Si bien la ciencia no se limita por las fronteras, se ve que mientras en la Casa Blanca haya una administración «belicosa y aislacionista», como publica IFLScience, las perspectivas de Estados Unidos no son optimistas.
El Ciudadano