Una huerta ecológica en El Bosque

Pese a ser la escuela de la comuna con el peor resultado en el SIMCE, los estudiantes del colegio Ciudad de Lyon mantienen una huerta ecológica que ha cambiado la relación que tienen con la naturaleza

Una huerta ecológica en El Bosque

Autor: Mauricio Becerra

Pese a ser la escuela de la comuna con el peor resultado en el SIMCE, los estudiantes del colegio Ciudad de Lyon mantienen una huerta ecológica que ha cambiado la relación que tienen con la naturaleza. Cultivan verduras y plantas medicinales, saben de lombricultura, practican el reciclaje y replican lo aprendido en sus casas.

Espinacas, cilantro, ají, tomates, lechugas, choclo y menta crecen entre otras especies en el huerto de la Escuela municipal básica Ciudad de Lyon, ubicada en la populosa comuna de El Bosque.

 

Se trata de un proyecto “eco-pedagógico y eco-recreativo” que ya lleva tres años y que ha desarrollado en la escuela un huerto ecológico, una estación de reciclaje y de compostaje, y toda una gama de asignaturas vinculadas al medioambiente.

 

En los muros del colegio hay graffitis explicativos sobre las etapas de crecimiento de una planta, un espantapájaros de pelo de lana y con gorro fue diseñado y construido por los alumnos está instalado en medio del huerto y los patios y las entradas de las aulas están decorados con maceteros hechos de botellas de plásticos reciclados o neumáticos llenos de verduras.

 

“Cualquier escuela puede tener un huerto, pero es distinto cuando esto tiene un sentido eco-pedagógico. La finalidad nuestra es que los alumnos desde pre-básica hasta octavo, sean unos verdaderos forjadores ambientales que manejan todo el tema de lo que es el reciclaje, la lombricultura, el cultivo de diferentes especies para transformarse en un hombre que ame y respete nuestro medioambiente. También los niños traspasan esta experiencia en sus casas y en la comunidad en que viven”- destacó Sergio Segovia Vicencio. Director del colegio e impulsor de la iniciativa.

El proyecto se apoya en la Subvención Escolar Preferencial (SEP) para niños vulnerables del Mineduc y se inspiró en una iniciativa similar implementada por la escuela básica municipal Salvador Allende, donde Segovia fue profesor.

Son alrededor de 400 los alumnos, profesores y apoderados que participan en este taller ecológico. Segovia destacó la existencia de “un grupo no menor de unos 50 niños que son forjadores ambientales, más varios apoderados que participan en la coordinación del proyecto”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El huerto ecológico ya es parte del proyecto educativo de la escuela, por lo que integra el programa curricular desde pre-básica hasta octavo. El colegio a su vez ha sido validado por el SNCAE (Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales), que es un sistema de certificación de las escuelas ambientalistas.

 

UN SOPLO VERDE PARA EL APRENDIZAJE

Los niños además de las clásicas matemáticas y la historia, aprenden de cultivos y propiedades de los alimentos en el huerto de semilla indirecta donde las plantas están cultivadas en pillares de botella cortadas o en camas de agua para aprovechar el espacio. Incluso más de alguno ha reproducido la experiencia en su casa. Camila, quien cursa séptimo básico, contó que “en mi casa tango porotos en una botella”.

 

Los estudiantes han desarrollado la habilidad para reconocer las plantas visualmente o a través del olfato y saber sus propiedades. En el espacio de lombricultura y compostaje los alumnos pueden ver y tocar las lombrices californianas cuya defecación sirve de abono para las plantas.

Aprendieron que estos bichos son foto fóbicos, o sea que no les gustan la luz y que por eso se quedan debajo de la tierra. También saben que pueden reproducirse por más de mil en un año y que no tienen sexo.

 

Pese a que aún no hay un volumen importante de cosechas, se venden o se regalan las hortalizas a los profesores y los auxiliares según porciones.

 

MEDICIONES QUE NO CUADRAN

 

Ciudad de Lyon se revela tener uno de los peores resultados al SIMCE de las escuelas básicas municipales de la comuna del Bosque. Su puntaje en el 2009, para alumnos del octavo básico con respecto al tema “Estudio y comprensión de la naturaleza”, también es mediocre.

 

Segovia explica que “históricamente el puntaje de Ciudad de Lyon está bajo, nos empeñamos para mejorarlo pero es un proceso lento. Los objetivos de calidad y equidad son puntos centrales en los cuales trabajamos. Sin embargo, sobre los 380 alumnos, tenemos 91 de ellos, o sea un 25%, que tiene un ‘déficit de aprendizaje’. Las condiciones socio-económicas en las cuales viven los niños son muy difíciles”.

 

Según el OPECH (Observatorio Chileno de Políticas Educativas) el SIMCE es una prueba que intenta ofrecer información acerca de los resultados obtenidos por los establecimientos educacionales. Sin embargo, la variabilidad en los resultados escolares obtenidos por los alumnos depende en un porcentaje minoritario de lo que ocurre al interior de las escuelas (no más de un 30%), y en un porcentaje mayoritario de variables extra escolares como el origen socioeconómico, cultural y familiar de los niños (en un 70% y más).

 

Garrido Arcos, profesora, se da “el gusto de poder decir que ahora los niños esperan que las frutas maduran. No las rompen sino las respectan, ya no las pisan. La huerta ha sido un gran aporte y ha contribuido mucho al logro de los niños, son menos violentos y más respetuosos”.

 

Jaime Ugalde, encargado de comunicación para la División de educación ambiental del Ministerio del Medioambiente, explicó que Ciudad de Lyon logró un “nivel de excelencia ambiental, no solo por un gran trabajo en termino de conocimiento y capacitación sino también por haber desarrollado la práctica del terreno”.

 

Ugalde agrega que “el colegio está ubicado en un sector vulnerable y pobre. El SIMCE es un instrumento bastante uniforme y el medioambiente no sólo tiene que ver con la aula sino también tiene que ver con el terreno y la práctica, el SIMCE solo mide contenido”.

 

Mélissa Quillier

Fotografías: Mauricio Díaz

 

 


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