Sitio arqueológico en Turquía evidencia un «culto a las calaveras» del neolítico

Los restos fueron descubiertos durante un trabajo en terreno en Göbekli Tepe, un sitio de 11.000 años en el sudeste del país, donde se hallaron miles de piezas de huesos humanos, entre las cuales había partes con muescas, agujeros y, en ocasiones, aplicaciones de ocre.

Sitio arqueológico en Turquía evidencia un «culto a las calaveras» del neolítico

Autor: Sofia Olea

Sitio arqueológico en Göbekli Tepe. Foto: Instituto Arqueológico Alemán (IAA)

Fragmentos de huesos tallados, descubiertos en un antiguo sitio en Turquía, evidencian un «culto a las calaveras». Los restos, que datan del neolítico, sugieren que en ese lugar se hacían rituales en torno a las cabezas de los muertos.

Los restos fueron descubiertos durante un trabajo en terreno en Göbekli Tepe, un sitio de 11.000 años en el sudeste del país, donde se hallaron miles de piezas de huesos humanos, entre las cuales había partes con muescas, agujeros y, en ocasiones, aplicaciones de ocre.

Tres calaveras adultas recuperadas en el sitio tienen marcas de haber sido desolladas y talladas con pedernal. Aunque se hallaron marcas de desollamiento donde el músculo estaba unido al hueso, los tallados intencionales se ven muy diferentes de estas, informa The Guardian.

«Los tallados son líneas muy profundas en el hueso y definitivamente intencionales», dice Julia Gresky, del Instituto Arqueológico Alemán (IAA) en Berlín. «Esta es la primera evidencia que tenemos de cráneos humanos tallados en cualquier parte», agrega.

Los científicos descubrieron los trozos de calaveras en dos zanjas de un sitio en la cumbre de un cerro, a unos 50 kilómetros al norte del borde con Siria. Cuando las excavaciones comenzaron en los 90, se descubrieron ocho grandes construcciones con forma oval en ese lugar. Al centro de cada una, había dos pilares con forma de T que asemejaban personas de más de cinco metros de altura. En las paredes había otros pilares más pequeños y con el mismo diseño.

Según los autores, el grabado en la caliza de los muros muestra una figura sosteniendo una calavera. Foto: Instituto Arqueológico Alemán (IAA)

Las muescas y agujeros intencionalmente tallados en las calaveras son mucho menos ornamentales que los motivos de humanos y animales grabados en los pilares de piedra caliza del sitio. Esto hace pensar a los científicos que no eran para ser mostrados, sino que servían para colgar los cráneos con una soga.

No hay evidencia de que en el sitio haya vivido gente, pero sí se cree que había grupos que pasaban el tiempo ahí, y que conmemoraban a sus ancestros colgando sus cráneos o exhibiendo los de sus enemigos. «Ellos piensan que el poder de los muertos va a los vivos», dice Gresky.

Otros artefactos hallados en el lugar apoyan la hipótesis de que las personas que frecuentaban Göbekli Tepe tenían una relación especial con las calaveras de otros. Un grabado encontrado en un pilar, muestra a un humano que recién ha perdido su cabeza, mientras unas figuras sostienen cabezas como aparentes regalos o bien se han decapitado a sí mismas, como informa un artículo en Science Advances.

Una de las calaveras encontradas en la excavación tiene un agujero justo en la posición que permitiría colgarla de manera erguida. Las muescas habrían evitado que la cuerda se resbalase al atarla alrededor de un cráneo para evitar que la mandíbula inferior cayera al ser suspendida. «Esto permite suspenderla en alguna parte como un objeto completo», dice la investigadora.

El sitio arqueológico es de una época en que la gente estaba en la transición de cazadores-recolectores a agricultores. El pueblo de Göbekli Tepe no había domesticado plantas o animales todavía, pero se habían establecido en el área y habían usado los recursos que hallaban a su alrededor.

Lee Clare, otro de los investigadores del estudio, dice que el cambio hacia la vida sedentaria pudo haber traído nuevos desafíos a medida que la población crecía. El sitio habría ayudado a construir la identidad colectiva del grupo, la que se habría reforzado con los rituales del culto a las calaveras.

Nota original en The Guardian

El Ciudadano


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