Valentina Henríquez luego de vivir una profunda violencia en la relación de dos años con Camilo Castaldi, miembro del grupo Los Tetas, decidió denunciar al cantante con fotos y evidencias que dejan en claro la cobardía y falta de control con la que su agresor actúo durante todo ese tiempo.
Además de enormemente repudiar cualquier acto de violencia hacia la mujer, también castigamos a quienes defienden fervientes a Tea Time, quien todos los días abusaba de la vulnerabilidad y el miedo de su pareja, propinándole golpizas de tipo mayor. Este personaje no se merece más que la sanción tanto pública como penal, el desencanto de una fanaticada y de un mundo musical que debe vetarlo -casi por efectos morales- y también, la funa de sus otros delitos.
No puede ser que por tener acceso a drogas duras, por ser de una elite artística y creerse superior a otros, pueda tener siquiera el beneficio de la duda. Es por eso que evidenciamos, además de su violento machismo, un nulo respeto hacia sus compañeros y compañeras del escenario musical, pues la guitarra que Valentina tenía en su poder – y que, de acuerdo a su relato pertenecía al grupo que acompaña a Javiera Mena- efectivamente fue producto de un robo que según la víctima, el ahora ex integrante de Los Tetas, ayudó a cometer reduciendo y escondiendo los instrumentos.
Da la cara, Camilo Castaldi Lira.