Si no lo haces con un experto, las cosas pueden salir muy pero muy mal. Polly Smith, de Reino Unido, intentó emular el look de la reconocida modelo pero quedó marcada de por vida por una reacción alérgica a los componentes de la tinta.
Smith fue a un salón de belleza y se hizo el diseño de cejas, la depilación y finalmente el tatuado. Pero, desafortunadamente, obtuvo más de lo que quería cuando a la mañana siguiente apenas pudo abrir sus ojos. Su cejas se tornaron amarillas y se comenzaron a formar costras alrededor de ellas.
Los doctores diagnosticaron el episodio como una reacción alérgica y temieron que su cara quedara marcada de por vida. Los pocos vellos que le quedaron en sus cejas también comenzaron a caerse.
Lo pero de todo es que cuando fue al salón para que le devolvieran su dinero, le dijeron que no lo harían porque siguieron el procedimiento debido.
Vía: MundoTKM