El aumento del nivel del mar supone un grave riesgo para una gran parte de la población mundial que vive en zonas costeras, pudiendo ocasionar inundaciones, pérdida de hábitats naturales, infraestructuras e incluso la desaparición de islas. Esta fue la advertencia lanzada por un grupo de expertos en una conferencia internacional organizada por el Programa Mundial de Investigaciones Científicas y la Unesco, que arrancó este lunes en la Universidad de Columbia (Nueva York).
«Las proyecciones futuras sobre la subida del nivel del mar amenazan la existencia de muchos estados soberanos y tienen implicaciones en la migración global, la seguridad alimentaria y las infraestructuras costeras», dijo el presidente de la Asamblea General de la ONU, Peter Thompson, en la apertura del congreso.
El simposio, titulado «Variaciones regionales del nivel del mar y su impacto en zonas costeras», tiene como objetivo facilitar a los países y comunidades costeras la información más reciente sobre este fenómeno y los procesos ambientales que lo originan, con el fin de adaptarse a sus efectos adversos y ofrecer soluciones prácticas.
«Hemos observado los efectos del cambio climático en los mantos de hielo de la Antártida, que presentan múltiples periodos de inestabilidad y al derretirse elevan el nivel del mar», advirtió Valérie Masson Delmotte, miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Según estos expertos, desde mediados del siglo XX el nivel del mar está aumentando de forma acelerada como consecuencia del calentamiento global, causado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana.
Muchas de las ciudades y áreas económicas más importantes del mundo se encuentran situadas a lo largo de las costas y las proyecciones más alarmantes estiman que un pequeño aumento del nivel de los océanos puede causar temporales devastadores e inundar grandes zonas urbanas como Londres o Los Ángeles. En este sentido, Masson insistió en la importancia de realizar evaluaciones del posible impacto y disponer de «información de base científica» para guiar la adaptación de los gobiernos a escala regional.
«Esta información es esencial para planificar de cara al futuro. Países como Holanda ya disponen de tecnología y planes de protección de sus ciudades, pero hay muchos estados vulnerables que no los tienen» añadió el profesor de la Universidad de Southampton Robert Nicholls.
De acuerdo con el investigador de la Universidad de Columbia Peter Schlosser, la subida de la temperatura de la superficie de la tierra acelera el deshielo de los glaciares y los casquetes polares y, de este modo, incrementa el flujo de agua hacia los océanos. «Los océanos nos están haciendo un gran favor. Absorben una gran cantidad del calor de la atmósfera y de emisiones de dióxido de carbono, pero el precio a pagar es la subida del nivel del mar y con ello la destrucción de ecosistemas», afirmó Schlosser.
En esta conferencia, que tendrá lugar hasta el 14 de julio, destacados científicos, urbanistas, representantes gubernamentales y gestores de zonas costeras debaten la manera de reforzar la adaptación a factores como la dilatación térmica oceánica, la fusión de los glaciares y mantos de hielo y otros fenómenos geológicos.
Así, durante esta semana analizarán, entre otras cuestiones, las lecciones aprendidas del huracán Sandy, que en octubre de 2012 causó daños generalizados en viviendas e infraestructuras, así como miles de millones de dólares en pérdidas económicas y humanas.