Las babosas tienen pésima fama. No cumplen exactamente con nuestra idea de belleza y pueden representar una amenaza para algunas personas que cultivan jardines y huertos. Pero como todos los animales, estos invertebrados gasterópodos cumplen importantes roles en el equilibrio ecológico, además de tener algunas características fascinantes.
Exterminarlas significa perjudicar a zorzales, erizos, tejones y otros animales que siguen a la babosa en la cadena trófica (alimenticia). Es cierto que para muchas personas son despreciables, pero conocerlas mejor puede cambiar radicalmente esa visión. Aquí hay cinco razones para amar (o simplemente respetar) a las babosas:
1. La mayoría de las babosas son carroñeras, lo que puede ser muy útil. Se comen todo ese sustrato de múltiples elementos, lo que conocemos como ‘materia orgánica en descomposición’, que incluye plantas muertas y podridas, restos de hojas, madera fungosa, frutas caídas, desechos animales, hongos tóxicos delicuescentes y el compost podrido. De vez en cuando muerden algunas hojas, pero esto probablemente sea porque están dañadas o enfermas.
2. La gran babosa moteada (Limax maximus), es un voraz depredador. Come caracoles (un verdadero peligro de los cultivos), gusanos y varios tipos de larvas. No están exentas de canibalismo, lo que puede ser chocante si se tiene más de una como mascotas.
3. El sexo de las babosas es impresionante. Dos babosas hermafroditas se encuentran en la rama de un árbol y secretan un grueso hilo de baba extra viscosa, donde ambas giran como pole dancers. Entonces, mientras están suspendidas, inflan sendos enormes penes con forma de flor, que entrelazan para fertilizarse mutuamente.
4. Aunque carecen de la protección de una concha, como la del caracol, las babosas suplen esta desventaja siendo capaces, por ejemplo, de hacer entrar su cuerpo flexible y resbaloso en cualquier cavidad o grieta. Esto hace que sean verdaderas criaturas subterráneas que fácilmente pueden permanecer hasta un metro bajo tierra.
5. Estos moluscos son excelentes elementos didácticos para enseñar a los niños las maravillas del mundo natural; ese que esconde un mundo de secretos a un paso fuera de la casa. Al mirarlos de cerca se puede observar en detalle los ojos telescópicos y antenas en su cabeza; descubrir el gran agujero respiratorio al lado derecho de su cuerpo (llamado pneumostoma) y ver que no son simétricos, como nosotros; además de admirar como se mueven los músculos ondeados de su abdomen, idealmente a través de un vidrio por donde se los puede hacer caminar.
Fuente, The Guardian
El Ciudadano