Con ocasión de lo que dijo la Unesco, en su reunión del pasado miércoles 5 de junio en Cracovia, Polonia, tanto Gabriel Aldonay, intendente de Valparaíso, ciudad que ostenta la calidad de Patrimonio Mundial de la Humanidad, como la inmobiliaria filial de Falabella que intenta construir un equipamiento comercial de escala mayor (mall) en el sector Barón del borde costero porteño y cierta prensa, han sostenido equivocadamente que dicha inversión privada, a la luz de lo resuelto en Cracovia, ya no tiene inconvenientes para materializarse en Valparaíso a la brevedad.
Es evidente que las 3 instancias anteriores adolecen de ciertos y agudos problemas de compresión lectora y que desconocen lo que sucede con dicho proyecto mal aprobado en febrero de 2015 por la Dirección de Obras Municipales de Valparaíso, fecha en que ejercía como alcalde Jorge Castro, quien actuaba como un acérrimo promotor de ese negocio.
Recordemos que en Cracovia se vieron, en relación a esta ciudad puerto, el mencionado mall Barón y el Terminal 2 (T2), que es un polémico proyecto de expansión portuaria que, en determinaciones de la Unesco, todavía tiene una serie de situaciones no resueltas por la administración chilena. Los 2 proyectos, de ejecutarse próximamente, taparían a los habitantes de esa ciudad la vista al mar. Vale la pena resaltar que, para estos efectos, la Unesco tiene como única contraparte a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) y según lo leímos en la prensa porteña el proyecto del mall estaría localizado afuera de la zona patrimonial.
Pero quienes sí entendieron lo expresado por la Unesco fue la experta María José Larrondo, ex funcionaria del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), actualmente encargada del Patrimonio en la municipalidad de Valparaíso y el economista Alejando Arturo Mitchell, residente alternadamente en París y en Valparaíso, uno de los ciudadanos que más conoce la tramitación del mall. Ambos han expresado fundadamente que los interesados en estos negocios, tanto agentes públicos como actores privados, no pueden cantar victoria hasta que el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco se reúna en su sesión 43ª en el año 2019 y se resuelvan las irregularidades del mall y del T2.
Mitchell, nos informó que, entre otras cosas, en su reciente sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, después de haber examinado los informes del Estado Parte Chile : “toma nota de que la aplicación de la política de desarrollo urbano y su aplicación en Valparaíso tomará varios años e insta al Estado parte a aplicar medidas transitorias para superar las debilidades de los mecanismos actuales para la gestión y la conservación de la propiedad en el contexto del desarrollo urbano de Valparaíso” y diplomáticamente “expresa su reconocimiento al Estado por la revisión del proyecto Puerto Barón, la aplicación de la Evaluación de Impacto Patrimonial (EIP) y la aprobación del Plan de Gestión del Patrimonio Arqueológico y considera que el Estado parte ha respondido de forma positiva y constructiva a las recomendaciones”
Dado que la Unesco recomienda y en Chile es imperativo que los proyectos de edificación se deben enmarcar en las leyes, dejamos en claro que el mall Barón :
1.- No enfrenta una vía troncal y/o expresa, como es su obligación según la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), asunto que fue corroborado por el representante del MINVU (gobierno de Piñera) en Comisión Especial realizada en el Congreso Nacional. Ese proyecto inmobiliario contempla su ingreso mediante servidumbres de tránsito otorgadas por la Empresa de Ferrocarriles del Estado.
2.- No respeta la prohibición de construcción de 20 metros contados desde la vía férrea, que ordena la Ley de Ferrocarriles, vulnerando entonces la imposición fijada en la Resolución de Calificación Ambiental del Premval (instrumento normativo urbano regional).
3.- No respeta ninguna de las 4 medidas de mitigación para proteger la vida humana propuestas por el experto geógrafo Marcelo Lagos ante eventuales tsunamis.
4.- Las modificaciones que se incorporaron al VTP no respetan las normas de Conjunto Armónico por condición de uso, acorde a lo dictaminado por la Contraloría Regional de Valparaíso.
5.- No respetó el requerimiento de rechazo de la tramitación del permiso de edificación emanada del SEREMI MINVU de la época por haber excedido el plazo de 60 días para subsanar observaciones.
6.- Utiliza Certificados de Informaciones Previas (CIP), necesarios para solicitar un permiso de edificación, con omisión de restos arqueológicos ubicados en el subsuelo del sector en el cual se emplazaría el mall.
7.- Infringe la Resolución de Calificación Ambiental del Sector N° 23/2005, que reconoce cómo área de riesgo por tsunami.
8.- No cuenta con informe de experto aprobado por organismo competente porque se emplaza en un área de riesgo por tsunami.
9.- Elude el ingreso al Sistema de Evaluación de impacto ambiental (SEIA) porque esta actividad comercial está tipificada como actividad portuaria (?) por dictamen de Ramiro Mendoza, ex contralor general de la República. Este burlesco asunto está radicado en la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) la que deberá emitir una resolución próximamente.
Existen otras tantas irregularidades, las que, unidas a las descritas, si no son resueltas conforme a la apreciación profesional de la Municipalidad de Valparaíso, dicho mall no se podrá ejecutar en ese terreno que le pertenece a la dadivosa Empresa Portuaria Valparaíso (EPV), entidad pública que otorgó ciertos e injustificados subsidios en los contratos de concesión al titular del proyecto.
Bajo ninguna circunstancia debemos olvidar que el arquitecto colombiano, Juan Luis Isaza, quien en su condición de experto contratado por el Estado, elaboró un Estudio de Impacto Patrimonial para los 2 proyectos en discusión, señalando en su primer informe, de enero de 2016, que el mall y el T2 causan impactos negativos muy altos, aunque en un segundo informe, de abril de 2016, después de haberse reunido con la DIBAM, dijo que los impactos negativos del T2 siguen siendo muy altos y leves para el mall Barón.
Por lo tanto, será necesario esperar un buen tiempo para que, si pasan la prueba de la blancura, el mall y el T2 inicien sus construcciones.