En Cheliábinsk, Rusia, un hombre llamado Denis Saranzev trabaja como guardia de seguridad en una fábrica de la ciudad. En todo el tiempo que ha trabajado y recorrido el lugar, jamás se ha encontrado con algo extraño, pues todo suele ser tranquilo y hasta rutinario. Sin embargo, un día las cosas cambiaron cuando escuchó un sonido que captó totalmente su atención: un bebé estaba llorando en el bosque.
Denis corrió de inmediato a ver qué sucedía y, cuando llegó al lugar, se encontró con una impactante escena. Un bebé estaba cubierto de hormigas e, incluso, algunas habían entrado por sus oídos. Denis no dudó en sacar al bebé de ahí y llevarlo al hospital.
La criatura sólo tenía cinco meses de vida y era una pequeña niña. Estaba luchando por sobrevivir.
La llamaron Kristina y la curaron para que sobreviviera. Y lo logró. Pese a que sus ojos y oídos fueron los más afectados, la pequeña comenzó a recuperarse rápidamente y se alimentaba con normalidad.
La policía comenzó a investigar para dar con el paradero de la madre de Kristina y encontraron a Olesya Lukyanova, una mujer de 22 años a quien arrestaron de inmediato. La mujer no se disculpó ni se mostró arrepentida por lo que hizo, pues afirmó haber sido violada. Pero no era cierto, Olesya simplemente no quería ser madre.
Así mismo, también dieron con el paradero del padre de la pequeña, un hombre llamado Andrey Shelishpanov. Pero él no sabía del crimen, ni tampoco que la bebé era su hija, pues sólo había estado unos meses con Olesya y rompieron cuando ella le dijo que iba a abortar el bebé que estaba esperando, pues él quería ser padre. Meses después Andrey conoció a otra mujer y se casó.
A Andrey le permitieron visitar a su hija en el hospital y luego se le concedió el permiso de criar a Kristina junto a su esposa. Mientras que su ex novia fue sentenciada a dos años de libertad condicional.
Afortunadamente Kristina encontró un hogar y una familia que la cuidará y dará todo el amor que se merece.
VÍA UPSOCL