CONCIENCIA Y ORGANIZACIÓN. Sin duda principios fundamentales que podemos rescatar de las enseñanzas de Luis Emilio Recabarren y Clotario Blest.
Conciencia y Organización, porque es fundamental que tengamos claro lo que somos y sepamos cómo enfrentar a nuestro enemigo.
Por eso, aunque importante, falta aún la masividad necesaria que exponga ante todos, que las palabras de Recabarren no quedaron solo en citas, consignas y cantos partidarios sin mayor peso. Son escuela, son ejemplo, son desafíos.
Es lo que sentimos las decenas de dirigentes que tributamos con cantos y antorchas en el 141 natalicio del maestro el pasado 6 de julio.
Debimos ser cientos, tenemos que llegar a ser miles, pues eso será la muestra de que las semillas no van cayendo en tierra estéril.
¿Cuántos son los que van por ahí llenándose la boca con el nombre de estos héroes obreros, y hacen poco o nada por emular su trabajo permanente para sacar a la clase del ostracismo en el que se encuentra? Hay que dejarlos a un lado. No nos sirven.
¿Y qué decir sobre la nacionalización del cobre el 11 de julio y el natalicio de Pablo Neruda el 12 del mismo mes? Ni una marcha multitudinaria, ni un folleto común, ni siquiera cientos de volantes al viento en la Alameda. Fechas casi olvidadas, reflejo claro de que se está en otra, de que se carece no solo de conciencia y de organización, sino también de memoria.
¿Cuántos de los miles que rinden honores a Allende en las malditas redes sociales salen a la calle a honrarlo de verdad? Basta ya de los honores virtuales, hay que rendirlos con el ejemplo y la lucha en cada espacio que se presente. Lo demás es servir al modelo, que nos quiere inmovilizados, idiotizados. No les demos el gusto.
¿Cuántos de todos los que reclaman por justicia y dignidad en Twitter y Facebook, han ido a visitar a Richard Bobadilla en General Bustamante 637 Providencia, lugar donde se ubica la Federación de Trabajadores del Cobre? Cuando se cumplen 46 años desde que se nacionalizara el cobre, en las puertas de la organización que agrupa a los principales sindicatos de esas minas que se nacionalizaron, un trabajador injustamente despedido cumple 84 días en huelga de hambre hoy 19 de julio.
Yo no quiero que se muera Richard Bobadilla, porque no es justo que los buitres que han permanecido en silencio, sobrevuelen su cadáver y den muestras de falso dolor.
Yo le pido al compañero Bobadilla que levante su huelga de hambre, pensando ante todo en su esposa e hijas, pero también pensando en esos pocos que han aperrado con él durante todo este tiempo.
Los que no han ido a visitarlo, vayan y pídanle también que no se arriesgue hasta morir. Díganle que las pocas manos y conciencias que sienten de verdad que hay que hacer sacrificio para lograr cambios, y que se reflejan tan bien en él, no se pueden perder porque de lo contrario no habrá como enfrentar al capital, al sistema insensible que nos está destruyendo.
Vayan por favor y pídanle a Richard Bobadilla que siga viviendo para luchar.
CONCIENCIA Y ORGANIZACIÓN
Las informaciones de prensa muestra a Joaquin Lavin -icono de la derecha más recalcitrante– expresando su indignación contra los cortes de luz y a miles de vecinos de Las Condes firmando una demanda colectiva, como si esa fuera la solución a tanta arbitrariedad en el último tiempo.
En esa misma zona geográfica, decenas de familias pudientes agotaron la ocupación hotelera, sin embargo esto es casi silenciado por los medios de comunicación.
Estamos ante la muestra más evidente de la división de clases y debemos exponerlo sin tapujos.
Mientras los más pobres esperan recibir algunas migajas del gran capital que controla la energía eléctrica -y que poco o nada compensará la perdida evidente de bienes– los ricos se van a vivir a los hoteles, buscando mantener el confort en el que viven permanentemente.
No sirve de nada una demanda masiva, lo que se requiere es que el Estado vuelva a tener el control de la energía eléctrica, del agua y del transporte.
Esta es la diferencia entre nosotros y ellos.
Tenemos claro por qué demandamos y requerimos más presencia del Estado.
No solo es un problema la salud, la previsión social, la educación y la vivienda.
Es un problema que el capital, la empresa privada, sea dueña de todo y se esfuerce por sacar más y más riquezas, porque esa ganancia desmesurada la obtienen a costa nuestra.
Es nuestra falta de conciencia, la carencia de organización, lo que permite que los ricos sigan abusando mientras miramos la miseria en los celulares de última generación y sus noticieros a toda hora del día.
El caceroleo, la barricada, por sí solos no nos van a sacar del estado en el que nos tiene el capital. A lo más servirá para sacarse algunas tensiones y después volver al tranco cansino que llevamos ya por tanto tiempo. O nos sacamos la contumelia buscando concientizar a las grandes masas de desesperanzados o estamos fritos.
No basta con marchar de vez en cuando, gritar desgañitados y exhibir letreros que reflejan nuestra indignación. Tenemos que llamar a organizarse y luchar, porque la lucha es enfrentar al adversario de clase y recuperar lo que es de todos.
Algo más que evidente en estos tiempos, que corren pero que se sigue omitiendo en el discurso y las proclamas.
Lo que es claro es que sin organización popular no hay solución.
Seguirán los cortes de agua, de luz, la locomoción infame y etcétera, porque eso es el capital, la mayor utilidad al menor costo posible.
Las personas, los seres humanos, no le importan a este sistema.
A crear conciencia de pertenencia a la clase de los desposeídos y luego a hacer organización.
De lo contrario solo se estará perdiendo el tiempo.
Al cierre, saludar el primer intento serio del clasismo sindical que busca avanzar hacia la construcción de un instrumento que lo represente de verdad.
La sola realización de este encuentro el 19 de julio es un paso importante de los que no transan, de aquellos que siguen sosteniendo las demandas mínimas del pueblo explotado, porque guste o no a los que trabajan para “humanizar el modelo”, exigir pago diario de locomoción y de alimentación, sala cuna para toda mujer trabajadora, es algo a lo que no renunciaremos.
CONCIENCIA Y ORGANIZACIÓN, ese es nuestro desafío.
Por Manuel Ahumada Lillo
Presidente C.G.T. Chile