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En la primera evidencia de una intervención natural, provocando la regeneración basada en células madre de un órgano o sistema, un estudio en una edición de Cell Stem Cell muestra que los ciclos de ayuno prolongado no solo protegen a nuestro cuerpo contra el daño del sistema inmune – un efecto secundario importante que causa la quimioterapia – sino también inducen la regeneración del sistema inmunológico, cambiando las células madre a partir de un estado latente a un estado de auto-renovación.
En las primeras fases de ensayos clínicos con pacientes que reciben quimioterapia, se demostró que largos períodos sin comer dieron recuentos significativamente bajos de glóbulos blancos. La investigación demostró que los ciclos de ayuno dieron un «vuelco regenerativo,» un cambio en las señales de las vías de las células madre hematopoyéticas, las cuales son responsables de la generación de la sangre y el sistema inmune.
Sin embargo, no existen resultados conclusivos según explica el experto a cargo, Valter Longo, quien lleva adelante esta investigación. «No hemos podido predecir si el ayuno prolongado tendría un efecto notable en la promoción de la regeneración basada en células madre del sistema hematopoyético» cuenta el genovés, profesor de gerontología y ciencias biológicas de la Universidad del Sur de California. Longo es profesor de Gerontología y Ciencias Biológicas en la Escuela USC Davis de Gerontología y director del Instituto de Longevidad USC.
El estudio tiene importantes implicaciones para un saludable envejecimiento, época en la que la que la disminución de la capacidad del sistema inmunológico contribuye a una mayor susceptibilidad a enfermedades que vienen aparejadas con la edad. Al esbozar cuán prolongados deberían ser los ciclos de ayuno – períodos donde se restringen calorías de forma extrema, de entre dos a cuatro días en el transcurso de seis meses – para matar a las células inmunes antiguas y dañadas y generar otras nuevas, la investigación también tiene implicaciones para la tolerancia de quimioterapia y para quienes tienen una amplia gama de deficiencias del sistema inmunológico, incluyendo trastornos de autoinmunidad.
Longo explicó que empezaron a notar que tanto en los animales como en humanos, bajaba el recuento de células blancas durante un ayuno prolongado. Además, cuando los pacientes volvían a comer, notaron que las células de la sangre se recuperaban perfectamente.
La explicación es que el período de ayuno prolongado fuerza al organismo a que consuma las reservas de glucosa, grasa y cetonas, pero al mismo tiempo descompone una porción significativa del flujo de células blancas en la sangre, proceso que Longo compara con quitarle a un avión el exceso de carga. Para él, el gen clave que debe apagarse para que las células madre pasen a la modalidad regenerativa se llama PKA, y es el ayuno prolongado lo que parece activar este proceso.
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