Una lluvia de granizos gigantes cayó sobre el avión piloteado por Alexander Akopov , cuando este cruzaba el cielo de Turquía y se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto internacional Atarük de Estambul.
Los granizos del tamaño de una pelota de golf cayeron como una ametralladora sobre el avión que se vio gravemente afectada sobre todo en su parte delantera pero también en sus alas.
La visibilidad era cero al momento del aterrizaje pues el parabrisas delantero se encontraba totalmente trizado, por lo que el valiente piloto habría abierto una pequeña ventanilla por la que sacó su cabeza para poder tener visibilidad y realizar el aterrizaje.