Esta semana comenzó con una noticia que provocó una pronta oleada de comentarios en redes sociales. Se trataba de la aparición de un paciente con la enfermedad de Hansen, conocida popularmente con el nombre de lepra. Más tarde, la ministra de Salud, Carmen Castillo, confirmó a los medios de comunicación que en realidad eran dos los pacientes a los que se les había diagnosticado esta afección, más otro caso en Valdivia que estaba siendo estudiado.
La situación se salió de las manos ipso facto: es que algunos medios de comunicación informaron además, y de manera destacada en la noticia, que el caso que alertó a las autoridades sanitarias de Los Ríos era sufrido por un hombre con una determinada nacionalidad, la haitiana, cuya población residente en Chile ha aumentado considerablemente en los últimos años.
¿Qué relación había entre la nacionalidad y la enfermedad contraída por el paciente? Esa fue la pregunta que realizó El Ciudadano a José Miguel Bernucci, secretario general del Colegio Médico.
Hablar de Hansen
«Es una enfermedad bastante antigua. En la actualidad tiene una connotación más social y de índole no médico, sobre todo en países de occidente», dice el doctor Bernucci. Además, explica que, a grueso modo, el padecimiento está relacionado directamente a países con situaciones socioeconómicas bajas que carecen de recursos para desarrollar políticas de salud.
Otro dato que no es menor, y que apaga las alarmas ante la persistencia de la enfermedad, es la exposición de las personas a un eventual contagio. «Es una enfermedad de muy baja contagiosidad, y tiene un fácil y asequible tratamiento (en Chile) y por lo tanto en la mayoría de las naciones que han logrado desarrollo en sistema de salud y económico no es un problema de primera índole», agrega el dirigente gremial.
La aparición de lepra en sectores en los que ya está superada se da, acorde a Bernucci, a «fenómenos de globalización», y produce, por lo tanto, una asociación «a fenómenos de xenofobia, que van en contra de procesos migratorios y que por lo tanto pueden empeorar el aislamiento económico y social de estas personas que buscan mejores horizontes en otros países».
Esto último, y sumado a la baja contagiosidad, implica que suceda otra eventualidad que puede llegar a ser peor que el cuadro mismo. «Es mucho más grave y contagioso, por lejos, la estigmatización social que se le da a la enfermedad», lanza el doctor.
Transformar la mirada
«En Brasil, numéricamente, hay muchos más casos de lepra, y nadie anda preocupado de si la persona es brasileña o no», dice Bernucci.
En ese sentido, es posible citar la cifra que dio a conocer hace un tiempo la Organización Panamericana de Salud (OPS/OMS). La entidad internacional informó que entre 2003 a 2013 se había producido una disminución de 33% de casos de Hansen en América Latina (de 52.435 casos a 33.084 en diez años). Dentro de los 24 países de la región, el 94% de los pacientes se encontraban en Brasil.
Estamos hablando del Brasil que albergó un año después el Mundial de Fútbol, en 2014, y en 2016 los Juegos Olímpicos. Los estadios no estuvieron nunca vacíos y nadie temió contraer la enfermedad.
Por eso mismo, el Colegio Médico cuestiona que desde una institución sanitaria y pública como el Servicio de Salud de Valdivia, se haya informado acerca de la nacionalidad del paciente sin prever que las consecuencias evidentemente estaban a la vuelta de la esquina.
«Hay que entender que la salud, sobre todo la pública –que representa al Estado– es mucho más allá que el acto médico. Este es una parte pequeña de un todo mucho mayor que conlleva la salud. También tiene una esfera social, una esfera económica, una esfera familiar», sostiene Bernucci. En ese marco, agrega que «en el contexto que estamos en nuestro país, creemos como Colegio que atacar un diagnóstico de lepra así pudiera ser un error, porque pudiera llevar al resto de la población a malentender que ese diagnóstico se asocia a ese tipo de nacionalidad».
A pesar de que el dirigente cree que se debió a un error comunicacional, sin mala fe, es importante aclarar que incluso desde un punto de vista utilitario, no suma. «Que sepamos que viene de cualquier país desde el punto de vista informativo no tiene mayor importancia, porque eso no va a conllevar una acción de salud que sea preventiva», sentencia.