La Superintendencia de Salud informó este jueves 3 de agosto que el sistema de isapres subió sus utilidades en un 101% respecto del mismo período en 2016, es decir, en 43 mil millones de pesos (66 millones de dólares).
Esta cifra excluye a la isapre Masvida, que estuvo en el ojo del huracán durante los últimos años por los irregulares balances que presentó y que imposibilitaron un limpio traspaso de propietarios a comienzo de año.
El superintendente de Salud, Sebastián Pavlovic, explicó que la llamativa alza se habría producido por el nuevo costo de la prima GES. “La explicación más técnica está en el alza de la prima GES, que se empezó a aplicar en julio de 2016. Por lo tanto, el primer semestre de este año se aplicó completamente, a diferencia del curso anterior”, dijo.
En ese contexto, el director de la Fundación Creando Salud, Matías Goyenechea, en conversación con El Ciudadano se detiene a explicar qué significa el alza de la prima de la Garantía Explícita de Salud (GES), una vía de subsidio estatal.
Goyenechea apunta que los pacientes de las isapres son los que menos se atienden por vía GES. Esto, dado que “las isapres discriminan por sexo y edad a las personas, y generan un estímulo para que solo las personas más sanas se queden en el sistema”, cuestión que redunda en que “hacen menor uso de las garantías GES”.
En concreto, si bien las isapres reajustan al alza el precio de la prima GES, “la gente no la usa”. Entonces -agrega- “gran parte de los recursos que las isapres están recaudando queda para los dueños de las isapres”.
El especialista añade que los cuestionamientos al sistema de isapres vienen acumulando hechos públicos desde agosto de 2010, momento en el cual el Tribunal Constitucional cuestionó “la discriminación que produce el sistema de isapres que utiliza recursos que son parte de la seguridad social y, por tanto, no puede haber discriminación que están bajo esa lógica”.
El problema, desde la perspectiva de Goyenechea, quien también oficia de vocero en la materia en la vereda del Frente Amplio, podría comenzar a enfrentarse, pero hay que tomar definiciones. Lo primero es “tocar el sistema y el negocio de las isapres”, sostiene.
Luego, añade, resulta fundamental avanzar hacia “un sistema único de salud donde las cotizaciones -tanto de las personas que están en el sistema privado como del público- se mancomunen en un solo fondo que implique superar el problema de la discriminación y la falta de solidaridad”.
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